MONOGRÁFICO: Presentaciones Orales en Primaria |
CAJON DE SASTRE - Cajon de sastre | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Written by Maria Vilaubí Monllaó, Celia Alba, Carles Caño Valls | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Friday, 01 October 2010 00:00 | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Page 1 of 4 There are no translations available. En este monográfico se pretende "reeducar" a los maestros en el arte de las presentaciones en público para que, a su vez, eduquen a sus alumnos de tercer ciclo de educación primaria. ¿Y por qué decimos "reeducar"? Porque existe una tendencia generalizada a copiar unos mecanismos establecidos que se han dado por válidos, pero que dan como resultado presentaciones tediosas y estériles. Autores: Maria Vilaubí: Análisis en el aula de vídeos de presentaciones Análisis en el aula de vídeos de presentacionesEl mundo de las presentaciones en público nos resulta familiar a todos. Es más, cualquiera que conozca los rudimentos de programas informáticos del tipo PowerPoint, Impress o Keynote podría creer que posee la herramienta necesaria para ofrecer un producto con un acabado elaborado y profesional. Si a esto le añadimos la experiencia que puede dar el enfrentarse asiduamente a este tipo de situaciones, incluso podríamos pensar que las presentaciones en público no tienen ningún misterio para nosotros. Al fin y al cabo, más sabe el diablo por viejo que por diablo. Pues, desafortunadamente, no es así. Seguro que a muchos de nosotros nos viene a la cabeza ese profesor que, a pesar de llevar muchos años ejerciendo la docencia y de conocer bien su materia, nunca llegó a conectar con sus alumnos. Daniel T. Willingham, en su libro Why don't students like school?, dice que tener experiencia solamente significa que te dedicas a una actividad, mientras que tener práctica implica que intentas mejorar tu rendimiento. De modo que, por muchas presentaciones en público que llevemos a nuestras espaldas, si no tenemos claras unas pautas, lo único que conseguiremos es acrecentar nuestra experiencia perpetuando errores, pero no nuestra práctica. ¿Y cómo se adquiere la práctica? Pues convirtiéndonos en espectadores de segundo nivel. O, lo que es lo mismo, espectadores que no sólo atienden al qué, sino que también analizan el cómo. Si nos fijamos en cómo son las presentaciones a las que asistimos, o incluso si tomamos perspectiva respecto a nosotros mismos, podremos tomar consciencia de cuáles son los secretos de una buena presentación y podremos acabar con los malos hábitos.
En este monográfico se pretende "reeducar" a los maestros en el arte de las presentaciones en público para que, a su vez, eduquen a sus alumnos de tercer ciclo de educación primaria. ¿Y por qué decimos "reeducar"? Porque existe una tendencia generalizada a copiar unos mecanismos establecidos que se han dado por válidos, pero que dan como resultado presentaciones tediosas y estériles. Los niños hacen sus primeras presentaciones en la escuela, y muy probablemente seguirán haciéndolas durante su vida profesional. Pero no existe ninguna asignatura que trate este tema; nadie les enseña a hacer buenas presentaciones. Esperamos que desde aquí podamos contribuir a atajar el problema desde la raíz, a convertir a los futuros presentadores en personas con buen criterio a la hora de transmitir su mensaje a un público cada vez más exigente. Consejos para el maestro para guiar a sus alumnos La intención de este ejercicio es guiar al maestro en el análisis de presentaciones para que pueda enseñar a los alumnos a tomar consciencia de aspectos relevantes para hablar en público. Vamos a estructurar el proceso en seis pasos. Los dos primeros serán previos al trabajo en clase y consistirán en la búsqueda y el análisis de los vídeos por parte del maestro. Los cuatro pasos restantes serán propiamente el trabajo en clase, con los alumnos. Los pasos que proponemos son los siguientes:
El primer paso es buscar vídeos de presentaciones que reflejen aquellos puntos que se quieren trabajar. Algunos lugares donde encontrarlos pueden ser en páginas web como Youtube, TEDxBarcelona, TEDxMadrid, etc. Deberían ser vídeos lo suficientemente cortos como para tener tiempo para comentarlos en la misma clase. En nuestro sistema escolar las sesiones son de una hora, aunque realmente suelen reducirse a cincuenta minutos. Si dedicamos todo el tiempo a ver un vídeo y dejamos los comentarios para otra sesión, los alumnos habrán olvidado una parte importante de lo que vieron en la sesión anterior. No está de más hacer hincapié en que el nivel del tema que se expone en el vídeo debería ser adecuado para niños de tercer ciclo de primaria. No es necesario que se trabajen contenidos del currículo del curso. Solo con que sea asimilable para ellos será suficiente.
El segundo paso consistirá en analizar algunos aspectos de los vídeos de presentaciones que después se podrán comentar en clase. Veamos cuáles son:
No hay nada que llame más la atención de cualquier audiencia que explicar historias, anécdotas, ejemplos o incluso chistes que tengan relación con lo que se está diciendo y ayuden a comprenderlo mejor. Además, todo aquello que se explica con historias permanece durante más tiempo en nuestra memoria.
Cierta profesora, en una de sus clases, llevó un globo amarillo pintado con puntitos rojos y, mientras lo hinchaba, iba explicando la teoría de la expansión del universo. ¿Es posible ser más explícito ante un tema tan intangible? La concreción que transmiten los objetos cotidianos, especialmente cuando se trata de explicar contenidos abstractos, hace que los alumnos capten mejor las ideas y las guarden en su memoria durante más tiempo. Eso se debe a que tienen un referente físico y familiar al que acudir.
Lanzar preguntas del tipo "¿Quién tiene internet en casa?" o "¿Cuántos de vosotros nacisteis en otro país?" ayuda a implicar a la audiencia. Se trata de formular una pregunta fácil, de respuesta inmediata y cerrada. Seguramente los niños se apresurarán a levantar sus brazos para participar.
También existe el tipo de pregunta que normalmente nadie sabe responder pero que despierta la curiosidad de todos. "¿Sabéis por qué aparecen manchas blancas debajo de las uñas?". "¿Alguien sabe por qué tenemos hipo?". Estas preguntas son como anzuelos que, si se saben aprovechar, pueden mantener a la audiencia pendiente de la respuesta. Se puede ir dando pistas para que los alumnos lleguen a conclusiones por sí mismos, o se les puede decir que la respuesta se revelará al final para así mantener el misterio y asegurarse su atención.
Un presentador que se mueve demasiado por el escenario o que, por el contrario, se queda inmóvil, transmite una sensación de nerviosismo que puede llegar a incomodar a la audiencia. Lo ideal sería mantener el aplomo en los gestos y no quedarse quieto en un sitio. El presentador debería ir moviéndose prácticamente por todo el espacio del que dispone, acercándose lo máximo posible a todos los asistentes.
Lo más seguro es que ni siquiera seamos conscientes de nuestros movimientos cuando estamos haciendo una presentación en público. Algo que sirve de gran ayuda es grabarnos en vídeo mientras ensayamos. Es sorprendente la cantidad de tics y muletillas que vamos haciendo a lo largo de la presentación sin darnos cuenta. Si nos vemos en vídeo, seremos conscientes de ellos y podremos remediarlos. Un truco bastante útil para la gente que es consciente de sus propios tics o que no sabe qué hacer con sus manos es sostener algún objeto, como por ejemplo un bolígrafo, para tenerlas ocupadas.
Hay gente que cree que fijarse en un punto neutro y hablar hacia éste como si se estuviera solo es un buen método para controlar los nervios. Y quizás sea verdad. El problema es que haciendo esto nos aislamos en medio de toda la gente. Es importante dar a entender que se les tiene en cuenta, que el mensaje va dirigido a ellos. Es más, lo ideal sería que, antes de empezar a hablar, nos tomásemos unos segundos para hacer un barrido visual e intentásemos ver todas las caras. Es un gesto que no sólo transmite el mensaje de que se está estableciendo contacto con la audiencia, sino que también sirve para tranquilizarnos y, lo más curioso, crea tanta expectativa entre el público que éste estará esperando a que empecemos a hablar. Cualquier maestro o profesor sabe el poder que tienen los silencios en momentos de barullo estudiantil.
El uso de programas tipo PowerPoint puede ser muy útil a la hora de hacer una presentación siempre que se usen correctamente. Las diapositivas deben tener poco texto, mucha fuerza visual y ser simples. No se debe usar el PowerPoint como si fuera un documento Word. Si llenamos las diapositivas de texto y durante la presentación nos dedicamos a leerlo, estableceremos una gran distancia con la audiencia y conseguiremos que esta desconecte de aburrimiento. Además, ¿qué sentido tiene que un presentador lea un texto que el público puede leer por sí mismo? (Más adelante veremos consejos para usar el programa PowerPoint correctamente). Para profundizar más en cómo no debería ser una presentación, ver el artículo Los diez peores hábitos en las presentaciones. 3. PASO 3 El tercer paso tendrá lugar en el aula. Antes de proyectar el vídeo, el maestro deberá hacer hincapié en los aspectos en que quiere que los alumnos se fijen. Por ejemplo, si lo que se pretende es trabajar el lenguaje corporal, el maestro puede pedir que se fijen en cómo el señor que va a aparecer en pantalla se mueve por el escenario, en si hace gestos con las manos o si por el contrario las tiene todo el rato en los bolsillos, en si tiene algún tipo de tic, etcétera. Y si para ello quita el sonido del vídeo, el efecto será aún mayor. Si lo que se quiere analizar es la calidad del soporte visual (el PowerPoint), después de haber visto el vídeo se les puede preguntar lo siguiente:
Estaría bien que, antes de explicarles cómo deben ser las diapositivas, veamos cuál es su criterio sobre el buen uso del PowerPoint. Es muy probable que piensen que un buen PowerPoint tenga diapositivas cargadas de texto, de animaciones y de transiciones. A partir de ahí, se les puede hacer analizar qué pasa cuando las diapositivas son como ellos proponen, cómo responden ellos ante tales presentaciones. Por ejemplo, se les puede preguntar:
Este método mayéutico de llegar a la respuesta correcta mediante sus propias conclusiones hará que entiendan por qué deben trabajar de este modo y lo recordarán más fácilmente. 4. PASO 4 Fotografía de lanuiop
5. PASO 5 Tras la primera visualización, se puede hacer una lluvia de ideas. Se les puede hacer preguntas del tipo:
Después, se les podría preguntar sobre qué les ha parecido el aspecto que el maestro les ha destacado. Es decir, siguiendo el ejemplo citado anteriormente, que les pregunte qué les ha parecido el modo en que se mueve el presentador y el uso del soporte visual.
Una vez hecho esto se puede volver a proyectar el vídeo, esta vez parándolo cada vez que el maestro lo considere necesario para examinar aspectos que se quieran comentar. Por ejemplo, si en un momento dado el presentador cuenta una anécdota, el maestro puede parar la proyección en ese momento y preguntar a los alumnos qué está pasando y, después, analizar entre todos los beneficios que ello pueda tener. Se les puede preguntar si recuerdan mejor la lista de verbos irregulares en inglés que estudiaron la semana pasada o los cuentos que sus padres les contaban cuando eran pequeños. Y, entre todos, sacar conclusiones. 6. PASO 6 Ahora que los alumnos ya han visto cuáles son los puntos a tener en cuenta para analizar una presentación en público, es hora de que trabajen solos. Antes que nada, el maestro debería procurarse un vídeo de una presentación que contenga el máximo número de puntos que hemos listado en el paso 2 (presentación con buenas prácticas) y otro de una presentación que contenga el mínimo de dichos puntos (presentación con malas prácticas). Antes de proyectarlos en clase, el maestro distribuirá a los alumnos unos cuestionarios como el que se muestra a continuación y con el que evaluarán cada una de las presentaciones. Las preguntas que aparecen en el cuestionario reflejan lo que se ha visto hasta ahora pero están formuladas de tal manera que sean comprensibles para niños de entre diez y doce años. Se les puede invitar a que lean el cuestionario antes de ver los vídeos para saber en qué tienen que fijarse. Acto seguido, se puede empezar la proyección. Una vez vistos los vídeos las veces que sean necesarias, se propondrá que trabajen en grupos de tres o cuatro alumnos y que respondan los cuestionarios. Cuando hayan terminado, sacarán conclusiones entre todos. Se les preguntará qué presentación recuerdan mejor y por qué. Veamos ahora un esquema de los puntos a seguir en el Paso 6:
Os incluimos aquí un vídeo extraído de la página web TEDxBarcelona que puede ser muy útil para trabajar el tema del lenguaje corporal. Recomendamos al maestro que lo pase sin sonido para que los alumnos se centren más en cómo se mueve el presentador. Incluso se puede hacer una proyección a cámara rápida para que el efecto sea aún más flagrante. Un sencillo modo de lograrlo consiste en arrastrar el cabezal de reproducción con el ratón. Como podemos observar, el presentador da claros signos de nerviosismo. Para empezar, se toca la nariz y el pelo en repetidas ocasiones. Sus gestos, aunque no son muy exagerados, son gratuitos, ya que no acompañan ni refuerzan ningún mensaje. Además, da la impresión de que se ha delimitado un espacio de un metro cuadrado en el escenario que recorre incesantemente. Sugerimos que el maestro enfoque la actividad de la siguiente manera:
La práctica que hemos visto en este artículo se debería poder llevar a cabo en dos o tres sesiones de una hora más el tiempo de preparación por parte del maestro. Una sugerencia sería que los pasos 3, 4 y 5 se hicieran en la primera sesión, y el paso 6 en la segunda. Cada maestro verá si es necesario alargar el tiempo de trabajo a tres sesiones. Otra propuesta interesante que tiene como objetivo consolidar lo aprendido sería la siguiente:
Este ejercicio es un buen método para hacer que los niños vean las presentaciones en público como algo normal y presente en sus vidas. Además, se estimula el trabajo en grupo pero, al mismo tiempo, se fomenta la autonomía.
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