MONOGRÁFICO: Presentaciones Orales en Primaria |
CAJON DE SASTRE - Cajon de sastre | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Written by Maria Vilaubí Monllaó, Celia Alba, Carles Caño Valls | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Friday, 01 October 2010 00:00 | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
There are no translations available. En este monográfico se pretende "reeducar" a los maestros en el arte de las presentaciones en público para que, a su vez, eduquen a sus alumnos de tercer ciclo de educación primaria. ¿Y por qué decimos "reeducar"? Porque existe una tendencia generalizada a copiar unos mecanismos establecidos que se han dado por válidos, pero que dan como resultado presentaciones tediosas y estériles. Autores: Maria Vilaubí: Análisis en el aula de vídeos de presentaciones Análisis en el aula de vídeos de presentacionesEl mundo de las presentaciones en público nos resulta familiar a todos. Es más, cualquiera que conozca los rudimentos de programas informáticos del tipo PowerPoint, Impress o Keynote podría creer que posee la herramienta necesaria para ofrecer un producto con un acabado elaborado y profesional. Si a esto le añadimos la experiencia que puede dar el enfrentarse asiduamente a este tipo de situaciones, incluso podríamos pensar que las presentaciones en público no tienen ningún misterio para nosotros. Al fin y al cabo, más sabe el diablo por viejo que por diablo. Pues, desafortunadamente, no es así. Seguro que a muchos de nosotros nos viene a la cabeza ese profesor que, a pesar de llevar muchos años ejerciendo la docencia y de conocer bien su materia, nunca llegó a conectar con sus alumnos. Daniel T. Willingham, en su libro Why don't students like school?, dice que tener experiencia solamente significa que te dedicas a una actividad, mientras que tener práctica implica que intentas mejorar tu rendimiento. De modo que, por muchas presentaciones en público que llevemos a nuestras espaldas, si no tenemos claras unas pautas, lo único que conseguiremos es acrecentar nuestra experiencia perpetuando errores, pero no nuestra práctica. ¿Y cómo se adquiere la práctica? Pues convirtiéndonos en espectadores de segundo nivel. O, lo que es lo mismo, espectadores que no sólo atienden al qué, sino que también analizan el cómo. Si nos fijamos en cómo son las presentaciones a las que asistimos, o incluso si tomamos perspectiva respecto a nosotros mismos, podremos tomar consciencia de cuáles son los secretos de una buena presentación y podremos acabar con los malos hábitos.
En este monográfico se pretende "reeducar" a los maestros en el arte de las presentaciones en público para que, a su vez, eduquen a sus alumnos de tercer ciclo de educación primaria. ¿Y por qué decimos "reeducar"? Porque existe una tendencia generalizada a copiar unos mecanismos establecidos que se han dado por válidos, pero que dan como resultado presentaciones tediosas y estériles. Los niños hacen sus primeras presentaciones en la escuela, y muy probablemente seguirán haciéndolas durante su vida profesional. Pero no existe ninguna asignatura que trate este tema; nadie les enseña a hacer buenas presentaciones. Esperamos que desde aquí podamos contribuir a atajar el problema desde la raíz, a convertir a los futuros presentadores en personas con buen criterio a la hora de transmitir su mensaje a un público cada vez más exigente. Consejos para el maestro para guiar a sus alumnos La intención de este ejercicio es guiar al maestro en el análisis de presentaciones para que pueda enseñar a los alumnos a tomar consciencia de aspectos relevantes para hablar en público. Vamos a estructurar el proceso en seis pasos. Los dos primeros serán previos al trabajo en clase y consistirán en la búsqueda y el análisis de los vídeos por parte del maestro. Los cuatro pasos restantes serán propiamente el trabajo en clase, con los alumnos. Los pasos que proponemos son los siguientes:
El primer paso es buscar vídeos de presentaciones que reflejen aquellos puntos que se quieren trabajar. Algunos lugares donde encontrarlos pueden ser en páginas web como Youtube, TEDxBarcelona, TEDxMadrid, etc. Deberían ser vídeos lo suficientemente cortos como para tener tiempo para comentarlos en la misma clase. En nuestro sistema escolar las sesiones son de una hora, aunque realmente suelen reducirse a cincuenta minutos. Si dedicamos todo el tiempo a ver un vídeo y dejamos los comentarios para otra sesión, los alumnos habrán olvidado una parte importante de lo que vieron en la sesión anterior. No está de más hacer hincapié en que el nivel del tema que se expone en el vídeo debería ser adecuado para niños de tercer ciclo de primaria. No es necesario que se trabajen contenidos del currículo del curso. Solo con que sea asimilable para ellos será suficiente.
El segundo paso consistirá en analizar algunos aspectos de los vídeos de presentaciones que después se podrán comentar en clase. Veamos cuáles son:
No hay nada que llame más la atención de cualquier audiencia que explicar historias, anécdotas, ejemplos o incluso chistes que tengan relación con lo que se está diciendo y ayuden a comprenderlo mejor. Además, todo aquello que se explica con historias permanece durante más tiempo en nuestra memoria.
Cierta profesora, en una de sus clases, llevó un globo amarillo pintado con puntitos rojos y, mientras lo hinchaba, iba explicando la teoría de la expansión del universo. ¿Es posible ser más explícito ante un tema tan intangible? La concreción que transmiten los objetos cotidianos, especialmente cuando se trata de explicar contenidos abstractos, hace que los alumnos capten mejor las ideas y las guarden en su memoria durante más tiempo. Eso se debe a que tienen un referente físico y familiar al que acudir.
Lanzar preguntas del tipo "¿Quién tiene internet en casa?" o "¿Cuántos de vosotros nacisteis en otro país?" ayuda a implicar a la audiencia. Se trata de formular una pregunta fácil, de respuesta inmediata y cerrada. Seguramente los niños se apresurarán a levantar sus brazos para participar.
También existe el tipo de pregunta que normalmente nadie sabe responder pero que despierta la curiosidad de todos. "¿Sabéis por qué aparecen manchas blancas debajo de las uñas?". "¿Alguien sabe por qué tenemos hipo?". Estas preguntas son como anzuelos que, si se saben aprovechar, pueden mantener a la audiencia pendiente de la respuesta. Se puede ir dando pistas para que los alumnos lleguen a conclusiones por sí mismos, o se les puede decir que la respuesta se revelará al final para así mantener el misterio y asegurarse su atención.
Un presentador que se mueve demasiado por el escenario o que, por el contrario, se queda inmóvil, transmite una sensación de nerviosismo que puede llegar a incomodar a la audiencia. Lo ideal sería mantener el aplomo en los gestos y no quedarse quieto en un sitio. El presentador debería ir moviéndose prácticamente por todo el espacio del que dispone, acercándose lo máximo posible a todos los asistentes.
Lo más seguro es que ni siquiera seamos conscientes de nuestros movimientos cuando estamos haciendo una presentación en público. Algo que sirve de gran ayuda es grabarnos en vídeo mientras ensayamos. Es sorprendente la cantidad de tics y muletillas que vamos haciendo a lo largo de la presentación sin darnos cuenta. Si nos vemos en vídeo, seremos conscientes de ellos y podremos remediarlos. Un truco bastante útil para la gente que es consciente de sus propios tics o que no sabe qué hacer con sus manos es sostener algún objeto, como por ejemplo un bolígrafo, para tenerlas ocupadas.
Hay gente que cree que fijarse en un punto neutro y hablar hacia éste como si se estuviera solo es un buen método para controlar los nervios. Y quizás sea verdad. El problema es que haciendo esto nos aislamos en medio de toda la gente. Es importante dar a entender que se les tiene en cuenta, que el mensaje va dirigido a ellos. Es más, lo ideal sería que, antes de empezar a hablar, nos tomásemos unos segundos para hacer un barrido visual e intentásemos ver todas las caras. Es un gesto que no sólo transmite el mensaje de que se está estableciendo contacto con la audiencia, sino que también sirve para tranquilizarnos y, lo más curioso, crea tanta expectativa entre el público que éste estará esperando a que empecemos a hablar. Cualquier maestro o profesor sabe el poder que tienen los silencios en momentos de barullo estudiantil.
El uso de programas tipo PowerPoint puede ser muy útil a la hora de hacer una presentación siempre que se usen correctamente. Las diapositivas deben tener poco texto, mucha fuerza visual y ser simples. No se debe usar el PowerPoint como si fuera un documento Word. Si llenamos las diapositivas de texto y durante la presentación nos dedicamos a leerlo, estableceremos una gran distancia con la audiencia y conseguiremos que esta desconecte de aburrimiento. Además, ¿qué sentido tiene que un presentador lea un texto que el público puede leer por sí mismo? (Más adelante veremos consejos para usar el programa PowerPoint correctamente). Para profundizar más en cómo no debería ser una presentación, ver el artículo Los diez peores hábitos en las presentaciones. 3. PASO 3 El tercer paso tendrá lugar en el aula. Antes de proyectar el vídeo, el maestro deberá hacer hincapié en los aspectos en que quiere que los alumnos se fijen. Por ejemplo, si lo que se pretende es trabajar el lenguaje corporal, el maestro puede pedir que se fijen en cómo el señor que va a aparecer en pantalla se mueve por el escenario, en si hace gestos con las manos o si por el contrario las tiene todo el rato en los bolsillos, en si tiene algún tipo de tic, etcétera. Y si para ello quita el sonido del vídeo, el efecto será aún mayor. Si lo que se quiere analizar es la calidad del soporte visual (el PowerPoint), después de haber visto el vídeo se les puede preguntar lo siguiente:
Estaría bien que, antes de explicarles cómo deben ser las diapositivas, veamos cuál es su criterio sobre el buen uso del PowerPoint. Es muy probable que piensen que un buen PowerPoint tenga diapositivas cargadas de texto, de animaciones y de transiciones. A partir de ahí, se les puede hacer analizar qué pasa cuando las diapositivas son como ellos proponen, cómo responden ellos ante tales presentaciones. Por ejemplo, se les puede preguntar:
Este método mayéutico de llegar a la respuesta correcta mediante sus propias conclusiones hará que entiendan por qué deben trabajar de este modo y lo recordarán más fácilmente. 4. PASO 4 Fotografía de lanuiop
5. PASO 5 Tras la primera visualización, se puede hacer una lluvia de ideas. Se les puede hacer preguntas del tipo:
Después, se les podría preguntar sobre qué les ha parecido el aspecto que el maestro les ha destacado. Es decir, siguiendo el ejemplo citado anteriormente, que les pregunte qué les ha parecido el modo en que se mueve el presentador y el uso del soporte visual.
Una vez hecho esto se puede volver a proyectar el vídeo, esta vez parándolo cada vez que el maestro lo considere necesario para examinar aspectos que se quieran comentar. Por ejemplo, si en un momento dado el presentador cuenta una anécdota, el maestro puede parar la proyección en ese momento y preguntar a los alumnos qué está pasando y, después, analizar entre todos los beneficios que ello pueda tener. Se les puede preguntar si recuerdan mejor la lista de verbos irregulares en inglés que estudiaron la semana pasada o los cuentos que sus padres les contaban cuando eran pequeños. Y, entre todos, sacar conclusiones. 6. PASO 6 Ahora que los alumnos ya han visto cuáles son los puntos a tener en cuenta para analizar una presentación en público, es hora de que trabajen solos. Antes que nada, el maestro debería procurarse un vídeo de una presentación que contenga el máximo número de puntos que hemos listado en el paso 2 (presentación con buenas prácticas) y otro de una presentación que contenga el mínimo de dichos puntos (presentación con malas prácticas). Antes de proyectarlos en clase, el maestro distribuirá a los alumnos unos cuestionarios como el que se muestra a continuación y con el que evaluarán cada una de las presentaciones. Las preguntas que aparecen en el cuestionario reflejan lo que se ha visto hasta ahora pero están formuladas de tal manera que sean comprensibles para niños de entre diez y doce años. Se les puede invitar a que lean el cuestionario antes de ver los vídeos para saber en qué tienen que fijarse. Acto seguido, se puede empezar la proyección. Una vez vistos los vídeos las veces que sean necesarias, se propondrá que trabajen en grupos de tres o cuatro alumnos y que respondan los cuestionarios. Cuando hayan terminado, sacarán conclusiones entre todos. Se les preguntará qué presentación recuerdan mejor y por qué. Veamos ahora un esquema de los puntos a seguir en el Paso 6:
Os incluimos aquí un vídeo extraído de la página web TEDxBarcelona que puede ser muy útil para trabajar el tema del lenguaje corporal. Recomendamos al maestro que lo pase sin sonido para que los alumnos se centren más en cómo se mueve el presentador. Incluso se puede hacer una proyección a cámara rápida para que el efecto sea aún más flagrante. Un sencillo modo de lograrlo consiste en arrastrar el cabezal de reproducción con el ratón. Como podemos observar, el presentador da claros signos de nerviosismo. Para empezar, se toca la nariz y el pelo en repetidas ocasiones. Sus gestos, aunque no son muy exagerados, son gratuitos, ya que no acompañan ni refuerzan ningún mensaje. Además, da la impresión de que se ha delimitado un espacio de un metro cuadrado en el escenario que recorre incesantemente. Sugerimos que el maestro enfoque la actividad de la siguiente manera:
La práctica que hemos visto en este artículo se debería poder llevar a cabo en dos o tres sesiones de una hora más el tiempo de preparación por parte del maestro. Una sugerencia sería que los pasos 3, 4 y 5 se hicieran en la primera sesión, y el paso 6 en la segunda. Cada maestro verá si es necesario alargar el tiempo de trabajo a tres sesiones. Otra propuesta interesante que tiene como objetivo consolidar lo aprendido sería la siguiente:
Este ejercicio es un buen método para hacer que los niños vean las presentaciones en público como algo normal y presente en sus vidas. Además, se estimula el trabajo en grupo pero, al mismo tiempo, se fomenta la autonomía.
Guía para preparar la presentación oralComunicar cosas a otras personas es algo que se nos exige a menudo. Cada día, en la universidad, en una empresa, en una asociación o en el instituto, muchísima gente se enfrenta a un grupo de personas a las que debe convencer de algo: hacer presentaciones es el pan nuestro de cada día. Fotografía de hebedesign; @flickr Pero, a pesar de que es algo que se hace constantemente, en todo el mundo, muchísima gente sigue sin superar ciertos malos hábitos. ¿Por qué profesionales notables en sus disciplinas realizan presentaciones tan soporíferas y limitadas? Puede haber varios motivos. Por un lado, la mayoría de las presentaciones son así. A veces es difícil romper el molde que se nos ha dado siempre. En segundo lugar, hacer presentaciones poco comunicativas requiere menos esfuerzo que hacerlas más comunicativas. En tercer lugar, en nuestra formación hay poco espacio para desarrollar la actividad de presentar en público. Más tarde que temprano, el instituto propone a sus alumnos que expongan en público diferentes trabajos y temas. Esa demanda, como decíamos, casi seguro, se prolongará a través de sus vidas. Pero la educación secundaria es ya un momento algo tardío para comenzar a desarrollar las habilidades y la sensibilidad que requiere hablar en público. ¿Por qué no empezar antes a trabajar esta actividad? En este monográfico, proponemos una serie de actividades de aula y de consejos útiles que pretenden ayudar a desarrollar el arte de presentar en público en alumnos de tercer ciclo de primaria. Las prácticas que detallamos podrían dividirse en acciones y análisis. En las del primer tipo, el alumno se enfrenta al contenido como creador y actor de la presentación. En las segundas, el alumno ha de ser crítico con su trabajo o con el de otros y poder corregirlo. Estas prácticas implican el uso de ciertas herramientas técnicas que están al servicio de las presentaciones y cuyo dominio es importante desarrollar. En este sentido, creemos que es necesario trabajar el manejo de estos elementos en contexto. Desarrollar el dominio de estas herramientas como un objetivo independiente del escenario de las presentaciones no sólo puede resultar estéril, sino que además puede ser contraproducente a la hora de concebir el acto de presentar. A continuación presentamos una actividad de aula destinada a alumnos de tercer ciclo de primaria, aunque creemos que es fácilmente adaptable y aplicable a niños más pequeños. La actividad pretende enfrentar al alumno al hecho de presentar en público. Una vez hemos visto cómo lo hacen otro, en la primera sección de este monográfico, es hora de pasar a la acción. CuÁles son nuestros objetivosLa presentación de un tema es una práctica habitual en primaria pero, cuando se realiza, muy pocas veces se presta atención a la organización del texto o a aspectos comunicativos del presentador. Muchas veces los maestros piden a los niños que expliquen qué han hecho en vacaciones o durante el fin de semana pero es una actividad exenta de preparación y de análisis crítico, a pesar de que se programa con el objetivo de mejorar las habilidades lingüísticas y comunicativas del niño. Esta ronda de narraciones, lamentablemente, suele acabar resultando tediosa y carente de sentido. Aquí proponemos una actividad de aula para trabajar no sólo el qué sino el cómo. Vamos a centrarnos en el hecho de presentar en sí con todo lo que ello implica. Una mala presentación puede hacer que aborrezcamos incluso nuestro tema favorito. Dicho de otra manera, los ingredientes más exquisitos no son garantía de que un plato nos salga bien. Un buen plato no sólo ha de tener buenos ingredientes
Fotografía de maksbarzo; @flickr
Con esta actividad perseguimos:
Introduciendo las pautasEn una fase previa hemos observado las presentaciones de otras personas y hemos podido analizar errores típicos. Hemos dado consejos tales como escribir el mínimo texto en la pantalla (o, incluso, no escribir ningún texto), decir sólo lo necesario, no limitarse a leer, etc. Ahora vamos a poner en práctica estos consejos y otros. Iremos intercalando algunos ejemplos prácticos de las ideas que vayamos desarrollando. En esta actividad el maestro empezará recordando la sesión anterior y animará a los alumnos a ser creativos y a elaborar presentaciones que no sólo informen, sino que también emocionen y agiten al público. El objetivo principal del alumno ha de ser que el mensaje llegue a la audiencia. En este sentido, tendrá libertad para sus propuestas. Por ejemplo, la consigna puede ser: Fotografía de asvensson; @flickr Vamos a poner en práctica lo que vimos el otro día haciendo una presentación cada uno. Tened en cuenta que lo más importante es que vuestros compañeros se interesen por lo que explicáis. No tenéis que preocuparos por explicar todo lo relacionado con el tema que hayáis escogido: es mejor que digáis pocas cosas pero bien presentadas, que muchas y aburridas. Podéis usar los trucos que queráis y elegir el tema que más os guste, siempre que respetéis a los demás.
La idea que nos interesa destacar al alumno es que la presentación no puede ser una reproducción de una enciclopedia o un libro: no nos interesa ser demasiado exhaustivos si después el público no nos va a prestar atención. Tenemos que ofrecer algo más que mera información. En una biblioteca o en internet siempre podremos encontrar más información que la que nos da un presentador. El papel de éste, pues, debe ser otro. Incluso lo más divertido puede resultar agobiante Fotografía de massdistraction; @flickr
Es importante acotar el tiempo que va a durar la presentación. No es recomendable que sea mucho para presentadores tan jóvenes e inexpertos. Consideramos adecuada una duración de entre cinco y ocho minutos en esta etapa de la formación. Además, hay que tener en cuenta que uno de los objetivos es que el alumno aprenda a controlar el tiempo que debe durar su charla, lo que repercutirá en su habilidad comunicativa y constituye, en sí mismo, un buen hábito a la hora de hablar en público. Es muy habitual que, en conferencias o en charlas de congresos, al ponente se le quede buena parte del contenido en el tintero por falta de tiempo. Hay que aprender a evitar ese tipo de situaciones porque resultan angustiantes para el público y frustrantes para el presentador y porque empeoran la dosificación de la información. ElecciÓn de un temaPuede darse más o menos libertad para escogerlo. Puede optarse por la modalidad de escoger un tema entre los propuestos en una lista, que el alumno proponga un tema libre, aprovechar contenidos de otras asignaturas, usar experiencias personales, etc. Si decidimos que los alumnos escogerán el tema libremente, es importante que se pongan en la piel de su audiencia y juzguen si serán capaces de hacerlo atractivo para toda la clase. También han de valorar si el tema escogido puede dar de sí y exponerse de una manera original. BÚsqueda de la inspiraciÓn: informaciÓn y material grÁficoDebe hacerse una búsqueda de información sobre el tema que nos permita elaborar la estructura y la forma que tendrá la presentación. Como hemos dicho, la idea aquí no es reproducir una biografía o unos hechos tal y como se encuentran en las fuentes enciclopédicas sino encontrar una manera interesante de explicar un contenido. En busca de la metÁfora. Uno de los recursos más extendidos y exitosos para estructurar el discurso es el uso de metáforas. No nos referimos a incrustar metáforas en la explicación para "embellecerla" o para darle una dimensión o un tono determinados. No se trata de aplicar una metáfora a algún contenido de la presentación. Vamos a ir un paso más allá y vamos a intentar encontrar una metáfora que concentre el sentido de toda la charla, que sea su "andamiaje de significados". Un ejemplo típico que puede ponerse es la metáfora del viaje. Así, bajo la metáfora 'esta presentación es un viaje' (con su origen, sus paradas, su destino y, por qué no, también sus retrocesos) podrán desarrollarse muchas ideas cargándolas de sentido. Otra metáfora que podría aplicarse, por ejemplo, sería la de la batalla. Por ejemplo, a la hora de explicar el de tema de cómo llevar una alimentación saludable tendríamos elementos que son aliados, enemigos o también momentos de tregua. También podríamos explicar alguna teoría con la metáfora de la construcción de una casa (con conceptos fundamentales y accesorios) o también hacer la estructura de la charla con la metáfora de un experimento, partiendo de una hipótesis, recogiendo datos y llegando a unas conclusiones. No es difícil percatarse de que la elección de una metáfora u otra nos proporciona, intuitivamente, un tipo de presentación diferente. La metáfora del viaje, probablemente nos conduzca a un tipo de argumentación lineal, cronológica. Una metáfora sobre el fútbol nos induce a plantearla como una dialéctica. La construcción de la casa nos permite establecer una base inicial fuerte (los fundamentos de una teoría, por ejemplo), para después ir construyendo la argumentación paso a paso. Conseguir atrapar una buena metáfora es una gran ayuda Fotografía de h.koppdelaney; @flickr Éste será un momento ideal para aprovechar para explicar qué es una metáfora de manera muy práctica y significativa. En este momento, los alumnos tienen que buscar en su mente una idea, un hilo que conducirá la presentación. Se trata más de una búsqueda de la inspiración que de datos: lo importante es comunicar la idea general del fenómeno o del personaje del que se quiere hablar, no dar datos sobre su lugar de nacimiento, sobre fechas, listas de obras... El objeto como recurso. Otra fuente de inspiración recurrente que nos puede ayudar a organizar las presentaciones es utilizar objetos físicos que el público pueda ver de cerca, tocar, oler. Un objeto puede esconder muchas historias y puede ser un gran aliado para realizar nuestra argumentación. Un objeto puede ser el tema de una presentación (podemos hablar, por ejemplo, del helicóptero –su invención, la velocidad de vuelo,…). Pero, además, un objeto puede ser un pretexto poderoso para hablar de otros temas, por su inmediatez física. Nos puede ayudar a centrar el tema, nos puede servir de metáfora y puede hacer que el público se acerque al contenido de una manera menos racional y más emocional. Al hablar sobre tu bisabuelo, llevar a clase el reloj que llevaba el día que cruzó la frontera en el exilio tras la guerra civil seguro que consigue crear una gran cercanía emocional con el público y una atmósfera muy favorable. Fotografía de #Gwen#; @flickr Además, el objeto permite la participación activa del público, más allá de la ronda de preguntas. Si el público participa, por fuerza estará más conectado con lo que decimos. Imaginemos una situación en la que alguien, para hablar sobre Japón, empezase por repartir cuadrados de papel y explicar cómo se hace una pajarita de origami. El público no sólo estaría atento a sus directrices, sino que, probablemente, estaría receptivo ante un planteamiento original y, lo que es más, se llevaría a casa un buen regalo: un objeto físico y un aprendizaje procedimental nuevos.
Fotografía de Tintin44; @flickr
Preguntar para comunicar. Como decíamos, hacer partícipe al público ayuda a mantener la conexión con él. Otra manera de estructurar la presentación que puede resultar interesante es la de ir haciendo preguntas e intentar ir resolviéndolas. Si somos valientes, podemos plantear preguntas abiertas y directas al público y podemos esperar su respuesta, guiándolo con explicaciones y nuevas preguntas hacia donde nos interese. Pero esa estrategia no es la única que puede servirnos. Plantear enigmas al inicio de la presentación que se irán resolviendo poco a poco es una manera excelente de mantener cierto misterio y de avivar la curiosidad, lo que es sin duda una estrategia buenísima para conseguir el interés del público. Sobre papel, la única limitación es la imaginación. Fotografía de NatahanaelB; @flickr Contar anécdotas. Muchas veces, introducir una anécdota o una experiencia personal en la presentación hace que la audiencia esté más atenta y, sobre todo, recuerde mejor la información. Hablar de experiencias personales que puedan ser compartidas por el público nos aproxima a él. No se trata sólo de usar estos recursos a modo de ejemplo de lo que se dice, como suele ser el caso. Eso es una práctica recomendable, ciertamente. Pero, además, la anécdota o la experiencia (real o imaginada) pueden adquirir una dimensión nueva si se utiliza como protagonista del discurso, como guía de la argumentación. Usar la estructura típica del cuento, que es lo que solemos hacer cuando narramos experiencias personales, facilita la comunicación. Cuando se cuentan historias, las presentaciones son mucho más fáciles de recordar y de seguir. El texto narrativo suele ser más atractivo que el expositivo o el argumentativo. Manos a la obraCon la idea que ayudará a conducir la argumentación en mente, ahora es el momento de que el alumno diseñe sobre papel la presentación en PowerPoint que realizará. Hacerlo sobre papel y no directamente usando el propio programa evitará que éste le limite y le condicione en exceso la propuesta. Antes de hacer el diseño, resulta útil preparar un índice con las ideas que se presentarán. El alumno debe tener claro que sólo tiene entre cinco y ocho minutos y que será mejor presentar sólo cuatro o cinco conceptos para poder detenerse en ellos. Al ser una presentación breve, ha de asumir que no va a poder ser exhaustivo. El alumno debe decidir qué ideas quiere incluir y cómo va a distribuirlas en las diapositivas. La limitación de tiempo es un aliciente para que el alumno detecte las ideas principales en su tema de presentación y las rescate de entre las prescindibles. Es una buena actividad para ejercitar la capacidad de síntesis. Ya se han presentado en una fase previa algunos recursos para encarar el diseño del texto. Por ejemplo, el uso de relatos, de metáforas visuales o lingüísticas, de analogías, de frases célebres, etc. En este sentido, ha de limitarse la cantidad de texto escrito que el alumno incluya en las diapositivas para evitar el efecto prompter: no se trata de leer de la pantalla como un presentador de televisión. Si el público sonríe, recuerda mejor lo que se le dice. Fotografía de torres21; @flickr El maestro puede recordar algunas cosas que han de tener en cuenta los alumnos a la hora de elaborar la presentación: qué quiero contar, a quién va dirigido y cómo quiero explicarlo. Estos tres puntos están muy relacionados entre sí, pero al alumno le ayudará analizarlos por separado. El primer punto implica la selección de cierta información de entre toda la que dispone. El segundo requiere ser empático (y, a menudo, simpático: el humor es un gran aliado para la comunicación) y adaptar la presentación a la audiencia. El tercero tiene que ver con el apartado anterior, es decir, el alumno debe saber escoger la metáfora o la estrategia idónea que le ayudará a desarrollar el contenido. El tiempo es algo difícil de calcular cuando no se tiene experiencia presentando. El maestro debe guiar a los alumnos en este sentido. Debe recomendarles no incluir más de una o dos ideas por diapositiva. Tratándose de una presentación de entre cinco y ocho minutos, debe tener una docena de diapositivas como máximo. Hay que hacer hincapié en que, pese a que el alumno tenga libertad total para hacer lo que crea más útil en el proceso de diseño de la presentación (índices, esquemas, dibujos, resúmenes…), a la hora de la verdad todo este material va a quedar plasmado en tres textos diferentes: uno oral (la exposición en sí), uno básicamente visual (la presentación que proyectará) y uno escrito (el esquema que podrá llevar al hacer la charla). No es recomendable que el presentador lleve más que unas notas escuetas a la hora de hacer su charla, para consultarlas en caso de perderse. De otro modo, la tentación de leer es demasiado grande. Hemos expuesto unas recomendaciones generales para la elaboración de la estructura de la presentación. No obstante, hemos querido añadir algo de concreción proponiendo también una estructura que puede verse en el siguiente apartado. Se trata de una propuesta más. No es la única posible ni tampoco es inmodificable. Simplemente hemos querido presentar una plantilla sobre la que se pueden aplicar las sugerencias que hemos desarrollado. Confeccionar el PowerPoint. Una vez hemos hecho el diseño de la presentación, podemos pasar a confeccionar el documento de PowerPoint o del programa que utilicemos. El procedimiento y los consejos para usar este tipo de soportes se detallan en el último apartado de este monográfico. Ensayo de la presentación. Es imprescindible que el alumno ensaye en casa y se cronometre. En este momento del trabajo, pueden hacerse rectificaciones del texto. Puede rebajarse la información si es muy densa o enriquecerse si resulta demasiado corta.
Ya que no podemos ser público y presentador a la vez, podemos grabarnos y autoevaluarnos.
En los ensayos, el alumno debe hacer un ejercicio de autoanálisis y autocrítica. No es una cuestión de memorización, sino de evaluación y mejora. Es decir: no se trata de ensayar para que la presentación salga bien, sino para que salga mejor. Dicho de otro modo, no estamos hablando de memorizar el texto que se dirá y repetirlo una y otra vez para fijarlo en la memoria y ser capaz de reproducirlo de manera más o menos fluida. Nos referimos a observarnos para corregir los aspectos de nuestra presentación con los que no estamos satisfechos.
Para ello es muy recomendable grabarse, a poder ser en vídeo, para observar el lenguaje verbal y el no verbal. El alumno tendrá que ver, por ejemplo, si se mueve demasiado o demasiado poco, si gesticula más o menos de lo necesario, si tiene tics (gestos repetitivos de los que no es consciente), si proyecta la voz adecuadamente, si articula correctamente o si habla demasiado rápido. También se recomienda que el alumno busque una audiencia que le sirva como conejillo de indias. Esto es muy útil, ya que recrea con bastante fidelidad la situación de la presentación en el aula, lo que le puede dar indicios sobre lo nervioso que tiende a estar con gente delante y sobre la capacidad de fijarse en ella y recibir feedback. Y, además, el alumno recibirá consejos y críticas muy valiosos.
Finalmente: la presentación en el aulaDespués de todo el proceso de preparación, vamos a dar sentido a la actividad: es el momento de que el alumno se enfrente a su público y lleve a cabo la presentación en el aula. Tanto para el presentador como para el público, es mucho más cómodo que las presentaciones se distribuyan a lo largo de varias sesiones de clase. Si intentamos concentrar las presentaciones de toda la clase en una o dos horas, probablemente la audiencia acabará muy fatigada y, por tanto, su atención disminuirá. Por otro lado, la motivación del presentador no es la misma cuando va a hablar el primero o después de una o dos personas, que cuando va a hablar después de 20. Hablar en público genera siempre una cierta tensión. Además, ver a un compañero presentando crea unas expectativas. Estos dos factores pueden desviar la atención de todos los alumnos y hacen recomendable que las presentaciones abran la clase, en vez de cerrarla. Por ejemplo, es recomendable hacer tres presentaciones al inicio de la sesión de cada día durante el tiempo que sea necesario. De esta manera, dedicaríamos los primeros 15 o 20 minutos de clase a este efecto. Es muy interesante que en el aula se mantenga el formato de las presentaciones en otros ámbitos. Es decir, el maestro debería presentar brevemente a cada uno de los presentadores y el tema del que van a hablar. Tras la charla y los aplausos de rigor, puede abrirse una tanda de preguntas breve. Al finalizar, el maestro agradecerá la participación y presentará al siguiente alumno. Durante las presentaciones, es importante que el maestro se sitúe entre el público, sentado entre los alumnos. En la medida de lo posible, debe fundirse entre la audiencia, para evitar ser el foco que monopolice la atención del presentador. Al inicio de cada sesión, los alumnos que vayan a presentar ese día deberán entregar al maestro un esquema con las diapositivas que usarán y notas con lo que dirán en cada una de ellas. De esa manera le será más fácil al maestro ayudarle si es necesario y comprobar hasta qué punto se respeta el esquema y, si se diese el caso, si está justificado no respetarlo. Qué hacer en caso de… …que el alumno se quede en blanco. Existen dos opciones. Dado que el maestro tendrá el contenido de la presentación, puede echarle una mano y ayudarle a continuar. O, si lo considera mejor, puede decidir parar la actividad y sugerir al alumno que presente en la sesión siguiente y que se prepare un poquito más. Ante todo, hay que procurar que no se genere una situación incómoda: a todos nos sucede alguna vez, especialmente cuando no estamos acostumbrados a hablar en público. De todas form as, es muy recomendable haber dedicado una sesión o un ratito de una sesión a dar herramientas para enfrentarse a esta situación: llevar notas, memorizar ideas y no palabras, no tener miedo a detenerse para recuperar el hilo o consultar las notas, etc. Fotografía de horizontal.integration; @flickr …que la audiencia se alborote. Es posible que ciertas presentaciones o ciertos presentadores generen una respuesta más alterada que otros. Hay que diferenciar, de todos modos, entre el alboroto que se genera por una broma del presentador o algún otro estímulo previsto en su presentación y el alboroto que se genera por la falta de atención de la audiencia. Que el público se ría o haga ruido tras una broma o una sorpresa es lógico, esperable y deseable.
El presentador debe saber respetar estos ritmos y no intentar continuar su explicación a toda costa. En ese contexto, una risotada no puede ser un comportamiento censurable. Ahora bien, en el segundo caso sí hay que intervenir para recobrar la atención y volver a centrarla en la actividad.
Fotografía de vasta; @flickr
…la ronda de preguntas se alargue. ¡Es una gran señal! La audiencia ha estado atenta y el presentador ha conseguido transmitirles algo. Pese a todo, las limitaciones de tiempo son evidentes. Puede sugerirse a los alumnos que sigan la charla más tarde o, si el tema realmente les ha captado, quizás pueda dedicarse otra sesión a él. También puede pasar que muchos alumnos pidan la palabra. Es posible que, de entrada, muchos de ellos quieran hacer la misma pregunta. Si las preguntas se repiten, el maestro, en tanto que moderador, ha de saber reconducir la ronda. …nadie pregunte nada. Pasa a menudo. No siempre es una señal de falta de atención ni de falta de interés por lo explicado: puede ser simple vergüenza. En estos casos, es recomendable romper el hielo con una primera pregunta amable, que no suene a examen. Probablemente, si el maestro hace la primera pregunta, luego surja alguna más. EvaluaciÓn de la actividadPara evaluar las presentaciones, proponemos utilizar el cuestionario de evaluación que se ha presentado al final del apartado anterior. Ésta puede servir al maestro para evaluar, aunque creemos que es muy interesante que sean los propios alumnos los que completen esta lista para evaluar a sus compañeros. Propuesta de estructura para la presentación oralUn error común consiste en usar PowerPoint o Impress al principio de preparar una presentación. Debemos evitar caer en esta tentación, aunque cueste. Si empezamos con estos programas, nos centraremos en detalles (color de fondo, tipo de letra…) y perderemos de vista la visión de conjunto y la estructura de nuestra presentación. Una vez tenemos claro el tema de la presentación debemos pensar cómo estructurar lo que diremos y qué recursos utilizaremos. En este artículo proponemos un método y una estructura para preparar la presentación oral. Nuestra propuesta está basada en el método "Beyond Bullet Points" de Cliff Atkinson pero está adaptada y simplificada para que sea fácil de seguir por alumnos de tercer ciclo de primaria. Esta propuesta está dividida en cuatro apartados: 1. Rellenar y revisar una plantilla de Word con información del tema de la presentación. 2. Copiar cada frase de la plantilla a una diapositiva de un archivo PowerPoint o Impress. 3. Escribir el texto en la página de notas de cada diapositiva así como los recursos necesarios. 4. Diseñar las diapositivas del archivo PowerPoint o Impress. En este artículo veremos con detalle los tres primeros apartados. El cuarto punto lo trataremos en el siguiente y último artículo del monográfico . 1. Rellenar y revisar la plantilla de WordEste punto es de vital importancia y determina en gran parte el resultado final de la presentación. No hay que dejarse engañar por el hecho de que éste es el único apartado en el que no utilizamos PowerPoint o Impress. En esta fase el alumno deberá rellenar una plantilla de Word (Figura 1), escribiendo las frases más adecuadas relacionadas con el tema de su presentación. Los alumnos deberían empezar a rellenar esta plantilla después de haber investigado sobre su tema y cuando tengan ya ciertos conocimientos al respecto. Figura 1. Plantilla de Word para preparar la presentación oral
Otro aspecto fundamental es que debe revisarse constantemente lo que se escribe en esta plantilla, tanto por parte del mismo alumno como del maestro, que supervisará y sugerirá las modificaciones oportunas. La plantilla está dividida en siete pasos, y lo que se escribe en uno de ellos puede plantear posibles cambios en otros. Podemos imprimir una copia de la plantilla de Word para cada alumno y que la rellenen con lápiz y papel (para poder borrar y reescribir el texto al revisarlo) o podemos pasarles el archivo para que lo rellenen con el ordenador. Seguramente en el primer caso estarán más centrados en lo que tienen que hacer que si usan el ordenador, donde pueden dispersarse más al utilizar Internet u otros programas. Estructurar la presentación con el formato de una historiaEs bastante habitual que las presentaciones consistan en una serie de informaciones, datos y hechos que el presentador va detallando al estilo de una clase magistral. Si toda la exposición es enunciativa y no hay interacción con el público, éste último recordará muy poco de lo que se ha explicado. Una forma de evitar las "presentaciones magistrales" consiste en utilizar la estructura de una historia para hablar de un tema concreto: · Empezamos situando al espectador ante el tema de la presentación. · Dejamos claro que los protagonistas son las personas del público, haciéndoles preguntas también sobre el tema de la presentación. · Anunciamos un conflicto, planteando un problema o un misterio a resolver relacionado con el tema elegido. · Avanzamos la solución al conflicto sin entrar en detalles, es decir, qué proponemos para resolver ese problema o misterio. · Concretamos la solución propuesta en tres puntos principales. · Explicamos cada punto principal con más detalle. Las ventajas de este formato son varias. Primero, tenemos en cuenta a la audiencia haciéndola protagonista de nuestra presentación. Segundo, al plantear un conflicto fomentamos la curiosidad por averiguar cómo se va a resolver (una especie de "tensión dramática"). Tercero, cuando avanzamos la solución, dejamos bien claro de qué ira nuestra charla: decimos lo más importante al principio y lo detallamos en cada uno de los tres puntos principales después. Esto último ayuda mucho a la audiencia para que recuerde y entienda la presentación. Los siete pasos de la plantillaCada alumno rellenará las celdas vacías siguiendo las indicaciones escritas en cada uno de los siete pasos. Hemos ajustado todo el texto y las tablas en dos hojas pero los maestros podéis hacer las modificaciones oportunas para que quede todo más espaciado, o añadirle algunas imágenes si lo consideráis oportuno. La plantilla de Word puede descargarse haciendo clic en los siguientes enlaces : · Formato Microsoft Word 2010 (.docx) · Formato Microsoft Word 97-2003 (.doc) · Formato OpenOffice Writer (.odt) Veamos ahora con detalle cada uno de los siete pasos y un ejemplo concreto de cómo rellenar la plantilla. El archivo que contiene este ejemplo podéis descargarlo aquí. Paso 1. Rellena los datos de la presentación: · No escribas un título que sea ambiguo o demasiado general (p. ej. "El desayuno"). · El título no tiene que ser muy largo pero tiene que dar un mínimo de información útil.
Paso 2. Empecemos por el principio: · Escribe una frase para empezar tu presentación. · Esta frase servirá para introducir tu tema. Es como la escena inicial de una película: sirve para situar al espectador. · Es importante que escribas algo con lo que todo el mundo esté de acuerdo.
Paso 3. Pregunta a tus compañeros sobre el tema de tu presentación: · Escribe tres preguntas cerradas, es decir, que no necesiten respuesta elaborada, simplemente un sí o un no. · Estas preguntas las harás a todos tus compañeros pidiéndoles que levanten la mano si la respuesta es afirmativa.
· Escribe una pregunta abierta, es decir, que espere una respuesta elaborada. Esta pregunta la harás por separado a dos o tres compañeros de clase durante la presentación.
Paso 4. Plantea un problema o misterio a resolver: · Si sólo comentas datos y hechos tu presentación puede acabar siendo aburrida. · El remedio contra el aburrimiento es la curiosidad. Una buena forma de fomentar la curiosidad es plantear un problema o misterio, relacionado con tu tema, que resolverás más adelante. · Puedes aprovechar algunas de las respuestas de tus compañeros para introducir el problema o misterio a resolver.
Paso 5. Propón la solución al problema o misterio: · Escribe una frase que resuma, sin entrar en detalles, la solución al problema o misterio que has planteado.
Paso 6. Explica la solución en tres partes: · Escribe una frase para cada una de las partes que demuestre o argumente tu solución propuesta.
Paso 7. Muestra las explicaciones y los detalles de cada parte: · Copia cada uno de los titulares del Paso 6 y pégalo en la primera fila de cada parte correspondiente. · Para cada parte, escribe tres titulares que te servirán para introducir las explicaciones y detalles.
Consideraciones a tener en cuenta
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Comprobación |
Sí |
No |
¿La diapositiva contiene una sola idea o concepto? |
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Separa cada idea en una diapositiva. Si tenías tres ideas, utiliza tres diapositivas. |
¿El tamaño del texto es suficientemente grande? |
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Selecciona el texto y aumenta el tamaño de la fuente. Comprueba si el texto se puede leer en las miniaturas de Vista/Clasificador de diapositivas (PowerPoint 2007) o Ver/Organizador de diapositivas (Impress) |
¿La diapositiva contiene poco texto? |
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Quita el texto que no sea necesario. Deja un titular o frase breve que pueda leerse en dos o tres segundos. El resto lo puedes añadir en la página de notas y decirlo en el momento de la presentación. |
¿La diapositiva puede procesarse en pocos segundos? |
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Quita elementos que distraigan y no aporten nada. Reduce la cantidad de texto. Reparte el contenido en dos o más diapositivas (por ejemplo: texto en la primera, gráfico en la segunda, fotografía en la tercera). |
¿El archivo de la presentación tiene un alto contenido visual? |
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Ve a la vista del clasificador/organizador de diapositivas y cuenta las diapositivas con y sin imágenes. Procura que haya más diapositivas con imágenes que sin. Para ello, añade fotografías o imágenes relacionadas en las diapositivas que no tienen carga visual. |
Las diapositivas son sólo un complemento
Para acabar el monográfico queremos recordar de nuevo que la presentación la hace el alumno y que las diapositivas "sólo" refuerzan lo que se esté explicando en cada momento. Una ventaja importante de usar diapositivas es que el alumno se sitúa rápidamente en lo que toca explicar a continuación. Por ejemplo, en el caso de nuestra presentación sobre el desayuno hay una diapositiva titulada "Un desayuno hecho a medida". Cuando el alumno lea el titular y vea la imagen recordará lo que tiene que hacer en ese momento. Una posibilidad sería la siguiente.
El niño que presenta muestra unos dibujos en papel de varios alimentos (leche, cereales, yogur, frutas, zumo de naranja…). Para expresar la idea de que no existe un único desayuno saludable el presentador llama a algún voluntario para que salga a su lado y responda a las preguntas del primero: "¿Te gusta la leche?". Siempre que la respuesta sea afirmativa, se cuelga el dibujo del alimento en un corcho. En caso negativo, el presentador busca un alimento de características parecidas: "¿Te gusta el yogur o los batidos de fruta?", "¿Y el queso?". Con la ayuda del maestro podrán configurar un desayuno sano y equilibrado a gusto del consumidor (en este caso del niño que salió voluntario). Este ejercicio podría repetirse al menos otra vez para comparar el desayuno obtenido con otra persona.
En definitiva, no dejemos que las diapositivas eclipsen otras posibilidades interesantes que los alumnos pueden usar en sus presentaciones. Recursos como contar historias, usar objetos cotidianos o hacer participar activamente a los compañeros deberían ser tan obligados como unas buenas diapositivas.