El anglicanismo fue la reforma religiosa que inició el rey de Inglaterra Enrique VIII, enfadado con el Papa porque no le concedía el divorcio de su primera esposa, la princesa Catalina de Aragón. Ante la negativa papal, el rey se negó a aceptar la autoridad del Papa de Roma, y así se separó de la Iglesia Católica. A partir de entonces (año 1534) el jefe de la Iglesia anglicana fue el rey de Inglaterra, y todos los obispos del reino pasaron a depender de él. En relación con la doctrina mantuvieron muchas de los dogmas del catolicismo, si bien estuvieron en línea con Lutero y Calvino en afirmar que la salvación se consigue solo mediante la fe.
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