La reforma crisis religiosa de la religión fue otro de los aspectos esenciales en la transición de la Edad Media a la Edad Moderna. Los nuevos planteamientos de algunos filósofos o eruditos renacentistas llevaron a una crítica de la jerarquía de Iglesia Católica, que durante la Edad Media no había cumplido de manera rigurosa los principios cristianos.

Erasmo de Rotterdam
Filólogo holandés, fue uno de los críticos más duros y desde una postura cristiana propone una religión más cercana a los principios del cristianismo primitivo, empezando por el valor de la pobreza. Critica las prácticas de compra-venta de bienes, cargos eclesiásticos, y bulas e indulgencias. Su propuesta era la corrección de errores y el mantenimiento de la unidad de la Iglesia.

Martín Lutero
Monje alemán, fue otro de los críticos de la Iglesia, y desde su postura de clérigo se opuso a aceptar algunos de los mandatos del Papa. Coincidió con Erasmo en la oposición a la venta de bulas, en concreto se negó a vender las que el Papa había autorizado para pagar las obras de la Basílica de San Pedro que en ese momento construían algunos de los grandes arquitectos del renacimiento italiano. No se contentó con proponer la corrección de errores, sino que elaboró una reforma con la que se produjo la ruptura de la Iglesia.