El arte renacentista en España comenzó en los reinos hispánicos a finales del siglo XV. Las influencias italianas y junto a la tradición hispano-árabe aportaron los elementos que definirían el arte en este territorio durante los siglos XVI y parte del XVII. En arquitectura es donde más se deja notar la influencia árabe, en tanto que en escultura y pintura la influencia italiana es, sin duda, fundamental. Por otra parte, al visitar algunos museos españoles, en concreto el Museo del Prado, se pueden encontrar obras de autores flamencos del siglo XV, caracterizados como primimitos renacentistas; la influencia de la flamenco llegó de la mano de los Austrias, en concreto de Carlos I, y esos artistas contribuyeron a conformar las peculiaridades de un estilo renacentista español.
La arquitectura renacentista española pasa por tres fases
- Plateresco: estilo desarrollado desde finales de siglo XV y primer tercio del XVI; formas arquitectónicas italianas con decoración típica hispana, muy elaborada y detallista, que recordaba el trabajo de los plateros.
- Purista: estilo de la parte central del siglo XVI; menor decoración y búsqueda de armonía, equilibrio y serenidad. Importantes arquitectos de este estilo fueron: Alonso de Covarrubias, Diego de Siloé y Andrés de Vandelvira.
- Herreriano: estilo de la segunda mitad del siglo XVI; estilo sobrio y severo, en el que se destacan los elementos constructivos y se anula la decoración. Arquitectos famosos fueron: Juan de Herrera (por el recibe el nombre de herreriano), Francisco de Mora y Juan Gómez de Mora.
La escultura, aunque recibe algunas influencias italianas, tiene una personalidad distintivamente española. Se esculpe esencialmente en madera, se pintan de color las imágenes, y se sigue trabajando fundamentalmente para la Iglesia (retablos, imágenes y pasos para las procesiones). Los más destacados escultores fueron Alonso Berruguete y Juan de Juni, ambos influidos en cierto modo por Miguel Angel.
La pintura renacentista española siguió el modelo gótico hasta bien entrado el siglo XVI, cuando llegan las influencias italianas y flamencas a los pintores españoles. De éstos habría que destacar a Luis de Morales, con sus escenas religiosas, y a Sánchez Coello, con sus retratos de corte. Mención destacada merece también El Greco, que aunque había nacido en la isla de Creta, vivió y trabajó en Toledo durante mucho tiempo, y es autor de características distintivas (alargamiento de las figuras, colores fríos, composiciones complejas), con una amplia producción de tema religiosa principalmente, aunque son también bien conocidos sus retratos.
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