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Fortificaciones |
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En el ámbito de los cambios científicos y técnicos que aparecieron al comienzo de la Edad Moderna, donde confluían intereses de las modernas monarquías nacionales y revolución científica, los avances en todas las cuestiones teóricas y técnicas relacionadas con la Artillería y la Balística fueron extraordinarios. |
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Ante las nuevas armas y posibilidades ofensivas, se hizo imprescindible una respuesta en los medios y técnicas defensivas. De manera muy especial en el modo de fortificar. Las viejas fortalezas no eran ya capaces de resistir los embates de la moderna artillería. Debían, en primer término, engrosar sus muros. Pero también los ingenieros han de incluir torres poligonales -baluartes- que permitieran artillar la propia muralla para su defensa, cubriendo todos los ángulos posibles.
Esas necesidades se extienden a la propia concepción defensiva de las ciudades. Entre las nuevas preocupaciones urbanísticas que los arquitectos han de tener en cuenta desde el Renacimiento está la renovación de sus viejas defensas, pensando la ciudad también como fortaleza.
Esas mismas circunstancias confluyen en las más importantes cadenas de contención fortificadas levantadas especialmente por la Monarquía Hispánica. Tanto la del Mediterráneo, encadenada en la más amplia línea de salvaguardia frente a los otomanos como las de América, en especial el complejo fortificado en el Caribe.
Todo ello tuvo también trascendencia teórica, reflejada tanto en la publicación de algunos tratados -como el del ingeniero italiano Francisco de Marchi, Delle fortificazioni o della Architettura Militare- como incluso en la creación de una cátedra de Artillería y Fortificación en la Casa de Contratación de Sevilla. |
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