"Desgraciadamente, aquella mañana del miércoles 14 de abril del año del Señor 1204, es decir, seismilsetecientosdoce desde el principio del mundo, como se usaba calcular en Bizancio, hacía dos días que los bárbaros se habían apoderado definitivamente de Constantinopla. El ejército bizantino, tan rutilante de armaduras y de escudos y de yelmos cuando desfilaba, y la guardia imperial de los mercenarios ingleses y daneses, armados con sus terribles segures, que todavía el viernes habían resistido batiéndose con arrojo, cedieron el lunes, cuando los enemigos, por fin, habían violado las murallas."
ECO, Umberto (2001): Baudolino (p.20). Barcelona: Lumen.
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