Venecia desempeñaba de antiguo un papel de vigía, con las precauciones que ello conllevaba. Sus fortificaciones y atalayas frente al Turco se extienden en las costas de Istria, de Dalmacia y de Albania, y hasta más allá de las islas Jónicas, uniendo Candía con Chipre (en manos venecianas entre 1479 y 1571). No obstante, los avances turcos irían recortando esas posesiones marítimas.
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