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Las
murallas de Constantinopla |
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Esta línea de murallas frenó el paso de los visigodos cuando penetraron en el Imperio romano tras la batalla de Adrianópolis (375), y pretendieron tomar Constantinopla (378). No consiguieron con esta segunda Roma, lo que años después conseguirían con la propia Roma, castigada duramente por el saqueo de Alarico del año 410.
Liberados
del peligro bárbaro, los bizantinos resistieron el de los árabes,
que tras arrebatarles extensos territorios, pretendieron tomar la
propia capital. A la protección de su muralla costera, los bizantinos
añadieron otra línea defensiva, el fuego griego, compuesto químico
capacitado para arder en el agua, y no permitir el acercamiento del
enemigo. Periódicamente distintas gentes lo intentaron, hasta que
finalmente en 1204 los caballeros
cruzados consiguieron asaltar la muralla y conquistar la ciudad,
precedente del gran asalto de los turcos en 1453, que con la toma
de la capital consiguieron poner fin al imperio bizantino.
Las murallas de Constantinopla fueron modelo a seguir tanto en ciudades cercanas a esta capital como en fortificaciones de ciudades del ámbito occidental europeo. La "cerca doble" se copió en algunas ciudades, aunque la mayoría de las aglomeraciones europeas se conformaron con tener una buena línea de muralla, rodeada por un foso que hacía más difícil su acceso. |
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