El principio fundamental de un cartel es atraer con fuerza la atención del espectador. Por tanto, para evocar e insinuar el consumo hay de elegir las formas más atractivas buscando el impacto visual.
Este impacto visual se logra a través del contraste de color formas y tamaños. Una vez elegido el formato, se trata de disponer las formas y tamaños según la importancia de éstas o el énfasis que pretendemos.
También ha de ser legible. Para ello debe tener en cuenta la percepción del color como referente, es decir, qué color se lee mejor sobre un determinado fondo. En este punto, hay que ponerse en el lugar de un espectador o transeúnte al que hay que enganchar sin que le suponga un esfuerzo de lectura y atención. Como norma general: textos breves y expresivos, dirigiendo la atención en aquellas palabras o frases que nos interese que recuerde. Lo conseguiremos con el juego con los distintos tamaños y contrastes de color (fondo-figura).
Y por último, ha de haber una equilibrada relación entre imagen y texto. Se trata de conseguir una imagen atractiva y armónica. Por tanto, en un cartel han de estudiarse:
-Los distintos espacios que generan las formas dentro del formato.
-El contraste de color entre cada una de ellas y el todo.
-Las formas y tamaños del texto, que han de acompañar y potenciar a la imagen según su orden de importancia, sin estorbar, solapar o destacar desproporcionadamente.