El Monasterio de El Escorial está ligado de manera extraordinaria al monarca que lo mandó construir, Felipe II. Las razones de su edificación, la elección del lugar, el inicio de la obra, las formas constructivas, la función del edificio, explican muchos aspectos de la política tanto interior como exterior del monarca.
Felipe II había comenzado a reinar en 1556, y un año después el 10 de agosto (día de San Lorenzo) de 1557, ganó a los franceses la batalla de San Quintín. La idea de erigir un monumento conmemorativo de ese triunfo le llevó a pensar en la construcción de un monasterio. No fue hasta 1561, el año en que el rey establece una localidad para asentamiento fijo de la corte, cuando el rey elige el emplazamiento definitivo.
La pureza de líneas del Monasterio de El Escorial recuerda el carácter del rey Felipe, hombre sobrio, trabajador y muy religioso, que pasaba el día ocupado en revisar los papeles del reino en su empeño de conocerlo todo. En el monasterio el monarca tenía un lugar para el retiro religioso, pero también su palacio, cuyas habitaciones se situaban precisamente detrás de la parte delantera de la gran iglesia del monasterio. |