Ministerio de Educación, Política Social y Deporte
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El emperador Carlos I - Las Germanías de Valencia y Mallorca
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Esta revuelta recibe el nombre de la palabra “germá”, que en catalán-valenciano significa hermano. El nombre se aplicó a los “hermanados” que lucharon en esta revuelta social que se desarrolló en el reino de Valencia casi al mismo tiempo que las Comunidades, aunque no hubo relación entre ambos movimientos.

Las causas que provocaron esta revuelta fueron de índole estrictamente social. Fue, en efecto, un enfrentamiento contra la nobleza por parte del pueblo llano. El pueblos estaba armado al haberles permitido Fernando el Católico crear milicias para luchar contra los piratas berberiscos que atacaban las costas del Levante peninsular.

Paz de las Germanías (pintura histórica del siglo XIX), Marcelino Unceta (1836-1905). Diputación Provincial de Zaragoza.

La ciudad de Valencia padeció un ataque de peste en el año 1519. Los nobles huyeron de la ciudad, y este fue el momento en que se manifestó el descontento del pueblo llano, apoyado por los burgueses. Se hicieron cargo del gobierno municipal colocando a su cargo a un representante de cada uno de los gremios de la ciudad, un total de trece. Intentaron instaurar un sistema en el que no se permitía el trabajo libre, sino solo el controlado por los gremios. No solo se hicieron con el poder en Valencia, sino que otras ciudades del reino valenciano.

Los agermanados no solo se enfrentaron a la nobleza, sino que también atacaron a los mudéjares que trabajaban en las huertas y otros oficios para los señores contra quienes luchaban los agermanados. El ataque a la aljama mora de Valencia fue uno de los símbolos del fanatismo religioso que define a esta revuelta junto al odio antiseñorial. No se conformaron con asaltar esa aljama, sino que obligaron a los musulmanes a convertirse al cristianismo.

A pesar de su fuerza y de su victoria en la batalla de Gandía (1521), la revuelta de los agermanados fue aplastada con la ayuda de las tropas de refuerzo que el virrey de Valencia pudo recibir tras la derrota de los comuneros.

Sin embargo, la fuerza del movimiento agermanado fue suficientemente importante como para que sus ecos llegaran al reino de Mallorca, donde también se produjo una revuelta social con matices diferentes a la de Valencia. En Mallorca el problema se planteaba entre los “foráneos”, los hombres del campo, que protestaban contra la opresión que sufrían por parte de los habitantes de la ciudad de Mallorca. Por otra parte, en esta ciudad también había un profundo descontento de los burgueses y menestrales o artesanos, que se quejaban del manejo del poder y de las rentas municipales que hacían los caballeros. Las revueltas fueron desordenadas y sangrientas, y precisamente su desorden pudo hacer más fácil su derrota.

Ninguna de las revueltas de los primeros tiempos del reinado de Carlos I llegó a tener éxito, sin embargo, fueron beneficiosas para el propio monarca, cuya autoridad salió reforzada de ellas. En efecto, la nobleza que había sido el objeto de las iras populares, no solo en las Germanías sino también en las Comunidades, tuvo miedo y vio la necesidad de apoyar al monarca sin reservas, para conseguir garantías de mantenimiento de un orden social que les era favorable.

 

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