El dibujo se traspasa a la plancha de forma invertida, ya que en el proceso de estampación, esta imagen aparecerá de la manera que nosotros la diseñamos.
Mediante baños sucesivos en el ácido, iremos controlando el nivel de profundidad de los surcos.
Es importante controlar la dureza del metal, la concentración de ácido en el baño y los tiempos de inmersión de la plancha en el mismo. Esto quiere decir que a mayor concentración de ácido, menor el tiempo del baño y viceversa. Normalmente se realiza una tabla de mordidas anotando los tiempos y las concentraciones de ácido y después se van haciendo pruebas de estampaciones para comprobar este punto.
Una vez controlada la mordida y el estado de nuestro grabado, se vuelve a proteger la plancha en las zonas que consideramos con la mordida adecuada y dejamos actual al ácido en las partes en donde necesitemos más profundidad.
Terminado el proceso de mordida, se procederá al entintado y estampación de la plancha.