Para muchos artistas a lo largo de la historia la representación y utilización de la luz ha sido su fundamento estético y el recurso para transmitir ideas o sentimientos. Los pintores imitan las sensaciones lumínicas con distintas técnicas y materiales; los escultores realizan sus obras teniendo en cuenta todas las posibles iluminaciones variando la inclinación de los planos y volúmenes; los arquitectos estudian como crear ambientes regulando la luz que entra al interior de sus construcciones. En el mundo del espectáculo (teatro, circo, cine, televisión...) la luz es uno de los elementos fundamentales.
El pintor utiliza la luz para dirigir la mirada de atención sobre alg
Caravaggio empleó la luz con un tremendo dramatismo. En sus cuadros la luz está fuertemente dirigida hacia el punto de interés. En obras como La cena de Emaús (1596-1603) los contrastes entre luces y sombras son fuertes, creando un ambiente íntimo y cálido producido por la luz artificial de ese tiempo que estaba emitida por velas. Más tarde los impresionistas en el siglo XIX podrán en la luz de sus obras su máximo interés logrando con los contrastes de colores complementarios obras de una fuerte expresividad. Utilizando como inspiración la luz solar muchas de sus obras producen sensaciones de alegría y fuerza.