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Castillos |
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Con el tiempo el castillo fue, pues, cambiando de función, y por ello tuvo que ir adaptando sus formas. Las armas de fuego incorporadas al arte militar en los siglos XV y XVI, hicieron cambiar la forma de algunas de estas construcciones. A partir del siglo XVI cambiaron fundamentalmente su función. Si en un principio el castillo había sido residencia de un rey o de un gran señor, al tiempo que elemento defensivo, solo mantuvo el papel de residencia, de lo que son buen ejemplo los castillos franceses de la zona del Loira.
El
castillo no fue, sin embargo, construcción limitada al espacio europeo
o del Próximo Oriente. Hay constancia de edificaciones de este tipo
en el Lejano Oriente, en concreto en Japón, en el siglo XVI. Siglos
después, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, una construcción
compartía elementos típicos de los castillos medievales, se trataba
de las "armories", las sedes de la Milicia Nacional de muchas ciudades
de los Estados Unidos. Esta construcción albergaba a los soldados
dispuestos a enfrentarse a posibles disturbios sociales en las grandes
ciudades industriales. En este sentido podría afirmarse que el castillo
y su sentido defensivo ha llegado al siglo XX.
En la Edad Media el castillo representaba los intereses del sistema feudal, defendía a un señor y a sus vasallos, de los ataques de otros señores o de invasores crueles y sangrientos, o defendía a los señores de las masas campesinas enfurecidas. En el siglo XX, el edificio de una "armory" defendía los intereses de las clases privilegiadas de la posible violencia de los obreros organizados en partidos socialistas o comunistas, que podían minar las bases del sistema capitalista que tan sólidamente se asentaba en aquel país en aquel momento. |
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