Empezaremos con una experiencia práctica. Coge lápiz y un papel y dibuja una línea cualquiera. Repite la operación pero presionando un poco más fuerte sobre el papel.
Haz lo mismo con tu bolígrafo. Ahora coge una tiza de color y realiza varios trazos variando la posición de la tiza. Por ejemplo, coge la tiza verticalmente y dibuja como cuando lo haces con un lápiz, y después ponla horizontal y haz un barrido sobre el papel. Por último dibuja varios trazos paralelos con un rotulador.
Si quieres completar el experimento, repite estas operaciones en otro tipo de papel, por ejemplo papel de acuarela o papel CANSON.
Como puedes observar, la forma en la que has colocado el lápiz, la presión que has efectuado sobre él, los distintos materiales gráficos y papeles que has utilizado han influido notablemente en la clase de línea que ha resultado más o menos intensa, más o menos gruesa, con los bordes iguales o difuminados etc.