El elemento gráfico más simple del lenguaje visual es el punto. Un punto que se desplaza en una u otra dirección describe una línea y, según sea la dirección con que se mueva, producirá distintos tipos de líneas: verticales, horizontales, inclinadas, curvas, onduladas, espirales y quebradas.
Toda esta variedad de líneas, combinada con la múltiple oferta de herramientas con las que podemos trazarlas y los distintos resultados que cada persona consigue de la herramienta al imprimirle su propio trazo o gesto cuando dibuja, hace que la línea nos ofrezca infinitas posibilidades expresivas.