La representación del espacio: la perspectiva artificial
A partir del siglo XIV se dieron los primeros pasos en la definición de los procedimientos técnicos que permitieron organizar la representación visual en función de la sugerencia formal de un espacio. Se había generado una ruptura definitiva con las representaciones medievales del mundo visible mediante la línea y el color. Más tarde, en el Renacimiento se buscó la representación de la realidad de manera que resultara lo más parecida posible al natural. Las leyes de la geometría y de las matemáticas, condensadas en los principios de la perspectiva artificial, sirvieron entonces como soporte en la reproducción del volumen de los elementos y como guías para construir el espacio.
Según diversos autores el desarrollo de la perspectiva artificialis constituye el soporte fundamental de las formas de expresión de la civilización moderna. Erwin Panofsky señala que el sistema moderno de perspectiva 'basado en la observación de una distancia fija entre la mirada y el objeto' fue lo que permitió al artista la construcción de imágenes sintéticas y coherentes de las cosas visibles. El cuadro se transformaría en una 'ventana' y la superficie pictórica, a su vez, quedaría convertida en plano figurativo. La perspectiva artificial conferiría realidad al espacio en torno y entre las figuras, y colocará al hombre del Renacimiento en el punto central del mundo real.
Sin lugar a dudas el desarrollo de la perspectiva artificial representó un giro radical en la forma de entender el espacio figurativo y la representación de la imagen. No sólo el arte se elevaba a 'ciencia', como afirma Panofsky: "la impresión visual subjetiva había sido racionalizada hasta tal punto que podía servir de fundamento para la construcción de un mundo empírico sólidamente fundado y, en un sentido totalmente moderno, 'infinito'".