Fue en tiempos de Pedro IV, y en relación con la fiscalidad, cuando se encuentra el germen de la Generalitat de Cataluña.
En las Cortes de Cervera de 1359 se concedió una enorme suma de dinero al rey, al tiempo que se acordó que la administración de ese dinero estuviera en manos de doce representantes de las cortes (cuatro por cada brazo de nobleza, clero y pueblo), la diputación del General o Generalidad.
Años después se crearían las Diputaciones de Valencia y Aragón.
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