Los dos últimos siglos de la Edad Media fueron tiempos problemáticos, hasta el punto de calificarse como tiempos de crisis. No obstante hay diferencias entre el siglo XIV y el XV. El siglo XIV padeció más la crisis, pues en siglo XV ya algunos países empezaron a salir de la depresión, de ahí que algunos historiadores utilicen la expresión “crisis y recuperación” para referirse a esas dos centurias. Los problemas, o simplemente los cambios, se manifestaron en facetas muy diversas, pero principalmente se podrían centrar en aspectos sociales, económicos y políticos, que alcanzarían a todos los grupos de la sociedad y a circunstancias muy diversas de sus vidas.
Fue una conjunción de factores los que dieron lugar a la crisis, de manera que desde cambios climáticos, a la llegada de epidemias, pasando por guerras y hambrunas, nuevas formas de organizarse la sociedad y nuevas ideas políticas, todo ello dio lugar a cambios que de manera más o menos afortunada afectaron a los hombres, y en la medida en que los cambios provocan fricciones se podría hablar de crisis. Los problemas de esta sociedad bajomedieval tienen, pues, facetas muy diversas, de carácter político, social y económico. En el campo político, la crisis venía provocada por los cambios que los monarcas estaban impulsando, y que no gustaban a la poderosa nobleza, de ahí que los siglos XIV y XV se definan como la etapa de la lucha nobleza monarquía. A pesar de ello los reinos presenciaron progresos importantes, que se reflejaron especialmente en cambios institucionales, diferentes en los distintos reinos peninsulares, por ello hay que considerar de forma separada la corona de Castilla, la corona de Aragón y el reino de Navarra. Los problemas de carácter social y económico tuvieron su origen en buena medida en el azote de la Peste Negra desde mediados del siglo XIV, con repercusiones no solo demográficas, sino también económicas, políticas y de diversa índole. A pesar de todo, las dos grandes coronas que ocupaban el territorio de la Península Ibérica continuaron su expansión territorial, saliendo del propio espacio peninsular y ocupando territorios en el Mediterráneo y en el Atlántico.
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