En los instrumentos sensibles a la presión la intensidad del trazo resultante suele ir acompañada de un grosor proporcional: a más presión del gesto gráfico sobre el soporte, más intensa será la línea y más gruesa.
Sin embargo, hay instrumentos poco o nada sensibles a la presión, y en estos la intensidad y el grosor no aparecen juntas. Por ejemplo: rotuladores, bolígrafos,... son poco sensibles a la presión: al desplazarse sobre el soporte, sueltan un flujo de tinta constante, una tinta que no resulta ni más oscura ni más saturada en función de la fuerza del gesto. Pero cambiando el tipo de instrumento (rotuladores de distintos grosores) o haciendo varias pasadas sí podemos observar variaciones de grosor.