Una imagen es más icónica cuanto más se parezca a la realidad. Por tanto, la mayor iconicidad es el objeto en sí. A partir de ahí, una fotografía fiel será menos icónica, un dibujo será menos icónico aún y una interpretación abstracta del objeto ocupará un nivel más bajo todavía de iconicidad.
Así, las imágenes que sean más icónicas son aquellas cuya intención es la de conectar con más público. Las imágenes menos icónicas o más abstractas poseen un mensaje menos explícito o evidente.
Observa las dos imágenes. La primera imagen es una escultura en la que reconocemos perfectamente el retrato de una mujer. La intención ha sido copiar, de la manera más fiel, el rostro y parte del cuerpo de la mujer . El grado de iconicidad es, por tanto, muy alto.
El segundo ejemplo es otra escultura que no representa ningún aspecto de la realidad. El autor ha interpretado de una manera muy personal su visión de la realidad y en ningún momento ha tratado de representarla fielmente. Se trata por tanto, de una imagen que se aparta de la realidad y está más cerca de la abstracción que de la iconicidad.