La plastilina, como el barro, constituye un excelente material para modelar. Es flexible y permite hacer correcciones. Los elementos para trabajar con ella son los mismos que para el barro, pero frente a éste la plastilina nos ofrece algunas cualidades que la hacen más práctica para trabajar en el aula.
La plastilina es frágil como la arcilla y los trabajos no soportan bien las agresiones y el paso del tiempo. Sin embargo, podemos endurecerla y hacerla más resistente dándole una imprimación con varias capas de cola blanca rebajada en agua. La cola actuará como barniz y, a la vez, como protección. Por estar rebajada en agua será transparente. Esto nos ahorra el problema del barro en el secado ya que éste tiende a resquebrajarse cuando no lo amasamos adecuadamente o si las capas son muy gruesas.
Por otra parte la plastilina mancha menos y, sobre todo, nos ofrece otro atributo fascinante: EL COLOR. Nos ahorramos el decorado con pinturas y nos facilita el trabajo de texturas y calidades en la cubierta de los trabajos. En el mercado existe una amplia gama de colores pero además podemos mezclarlas entre sí para obtener otras muchas tonalidades.