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Muros precedentes |
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1. Dinastía de Ur |
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Sin embargo, el levantamiento del muro no cumplió los objetivos previstos. Las incursiones comenzaron por afectar a las aldeas indefensas, provocando la concentración de la población en los centros urbanos y el agravamiento de la crisis agraria con el consiguiente desabastecimiento de las ciudades.
Este fenómeno facilitaría en un momento posterior el asedio de las ciudades amuralladas, tal y como aparece reflejado en una misiva dirigida por un funcionario al último rey de Ur, Ibbi-Sin, donde literalmente se expresa "los martu todos ellos han entrado en el país, conquistando una por una todas las grandes fortalezas".
Si bien el desmoronamiento del Imperio de Ur III y la destrucción de su capital no se debieron únicamente a las incursiones de los amorreos, su caída facilitó la penetración amorrita en Mesopotamia. Tras un período de disgregación política, dos siglos después en la ciudad estado de Babilonia el sexto rey de una dinastía de origen amorrita, Hamurabi, llegaría de nuevo a aglutinar bajo su poder una gran parte del territorio mesopotámico. |
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