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 Ciudadanías contemporáneas |
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A través de una serie de leyes se crearon zonas distintas y separadas para la población no blanca, en lo que se conoce como áreas negras o bantustans. Eran zonas eminentemente rurales y al margen de las ciudades pues éstas eran sólo para los blancos. Como si fueran emigrantes, los negros contratados en las ciudades de los blancos traspasaban la frontera todos los días para trabajar en sus industrias y empresas, sin ningún derecho o seguridad social. La separación se extendía a los propios lugares de trabajo.
En las fábricas y talleres había distintas entradas, armarios, retretes, enfermerías y comedores para la población negra y la blanca. A la discriminación laboral se unía la educativa, sanitaria, social y personal. Estaban prohibidas las relaciones sexuales y los matrimonios interraciales. Política y sindicalmente estaban prohibidos todo tipo de organizaciones de los negros. Incluso en los espacios de ocio, como vemos en la imagen, unos postes delimitaban una playa, o directamente se les negaba el acceso a los cines públicos, restaurantes, clubes, etc.
A comienzos de los años noventa del siglo XX la importante labor reivindicativa de muchos ciudadanos de color, unido al aislamiento internacional que sufría el país, obligaron a una reconsideración de esta política al gobierno de De Klerck. Tras la liberación de Nelson Mandela, líder del partido Congreso Nacional Africano, los pasos hacia una democracia plena, sin privilegios para la minoría blanca se hicieron realidad en la Constitución del año 1993, en la que se suprimía legalmente el apartheid, y en la victoria del líder negro en las elecciones presidenciales del año 1994.
Hoy en día ya no existe oficialmente la segregación racial, y han desaparecido sus muros físicos, sin embargo siguen perviviendo desigualdades sociales, económicas y políticas entre la minoritaria población de raza blanca, y la mayoría de la población de otras razas. |
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