La última fase de la civilización griega comienza como consecuencia de la expansión de Alejandro Magno. Esa etapa se califica de helenística, porque continúa el espíritu cultural heleno a pesar de que el poder político de Grecia se había oscurecido por completo. Su inicio habría que hacerlo coincidir con la muerte de Alejandro (323 a.C.) y duraría aproximadamente tres siglos, hasta la conquista de esa zona por Roma.

A la muerte de Alejandro Magno, aunque el imperio pasó al hijo tenido con su amada Roxana, sus territorios se dividieron pronto entre sus generales, que lucharon por retener la máxima extensión de territorios posible. Estas luchas terminaron con un imperio dividido en tres partes principales:

• Egipto, regido por Ptolomeo
• Seleucia (Israel, Siria, Iraq, Iran y Afghanistan), regida por Seleuco
• Macedonia y Grecia.

En estas zonas se produjo una fusión de las culturas autóctonas con la cultura griega. Es buen ejemplo el caso de Egipto, donde los Ptolomeos reinaron como faraones, pero la cultura griega en ciudades como Alejandría (con su biblioteca y museo) no solo se mantuvo sino que se desarrolló con gran apoyo de los soberanos egipcios. Lo mismo se podría decir de las tierras asiáticas, donde en nuevas ciudades griegas, con teatros y gimnasios, se continuaba la cultura griega con gran esplendor.

A pesar de su expansión por esas áreas, el corazón del helenismo se mantuvo en la parte Este del Mediterráneo, y serían ciudades como la Alejandría egipcia, Pérgamo o Atenas los principales centros de la cultura helenística.

Los principales aspectos de esta cultura podrían encontrase en campos diversos: filosofía, arte, y religión.