El arte continúa las tendencias iniciadas en escultura y arquitectura, pero introduce cambios muy significativos, perdiendo en buena medida la serenidad y el equilibrio que habían caracterizado a la arquitectura y escultura de la Grecia clásica. Los escultores helenísticos se interesan por la vejez, la juventud, la fealdad, la inquietud o el sufrimiento, en vez de limitarse a reproducir imágenes perfectas de atletas; exploran aspectos de los seres humanos que no habían interesado anteriormente a los griegos.

El arte helenístico podría calificarse de “excesivo”, en la medida en que se situó fuera del equilibrio de la Grecia clásica. Sus excesos pueden apreciarse también en la arquitectura, donde se encuentra mayor decoración en los edificios con la utilización del capitel corintio, y donde se observa la construcción de algunos edificios de grandes proporciones, como el Mausoleo de Halicarnaso, la linterna de Lisícrates y probablemente el faro y la biblioteca de Alejandría.