Menelao, el rey de Micenas que aparece en la película Troya, recuerda a una de las primeras civilizaciones que ocuparon parte del territorio griego durante el segundo milenio antes de Cristo: la civilización micénica. Los hombres que la componían, los aqueos, se habían establecido en el extremo noreste de la península del Peloponeso hacia mediados del segundo milenio a. C. Su ciudad más importante fue Micenas.

Antes de la civilización micénica se había desarrollado la civilización minoica o cretense, en la isla de Creta, destacada por la actividad comercial y artesanal, y por la construcción de bellos palacios (Knosos).

La civilización micénica fue aplastada al producirse las invasiones de los dorios, que hacia el siglo XIII a. C. comenzaron a emigrar desde el Norte de la Península Balcánica hacia el Sur, y sería uno de los pueblos que configurarían la Grecia antigua. Los dorios eran más fuertes porque poseían armas de hierro, pero su dominio representó un retroceso de algunos de los logros micénicos (el comercio, la arquitectura) y se volvió a una economía de predominio agrícola y pastoril.

Durante los siglos XI al IX a. C. poco se conoce de la historia de Grecia. Los avances culturales que pudieran producirse serían el resultado de sus contactos con los pueblos del cercano Oriente.