Hoy toca, como 22 de Noviembre dedicar, aunque sea un ratito, a Santa Cecilia. Os propongo un breve recorrido por el “album de fotos” de la familia.
Esta es una de las primeras representaciones. Data del siglo XV y se pintó en la ciudad de Nuremberg.
A Santa Cecilia se la suele representar tocando el órgano u algún otro instrumento musical como violonchelos, violas o violines…
Suele tener la mirada hacia arriba, con lo que nos está recordando que su música se eleva , es decir, que pretende que sea una alabanza a Dios.
La historia cuenta que Cecilia era una noble romana convertida al cristianismo que vivió a finales del siglo II d.C.
Una crónica del siglo V cuenta que, el día de su boda con el patricio Valeriano, y mientras sonaban los instrumentos, ella dirigió una oración a Dios:
“Señor, haz puro mi corazón”
pasaje al que, con el tiempo, se dio una interpretación que dejaba suponer que la santa invocaba a Dios al son del órgano o de otros instrumentos musicales. De ahí que la nombraran santa patrona de los músicos.
Las primeras imágenes representan a Santa Cecilia con una palma en la mano (símbolo de todos los mártires), pero ya desde el siglo XIV le fue asociado un órgano portátil con lo que se la vinculó con la Música y los instrumentos musicales.
Desde entonces ha sido habitual representarla con el semblante arrobado, es decir, con una actitud de concentración y “escucha” de las armonías celestiales.
Es como si los ángeles o el mismísimo Dios le dictaran lo que tiene que tocar. En sus imágenes, santa Cecilia nunca mira partituras (que representan la música terrenal): ella está absorta en la audición interior de la música “celestial”.
En el siglo XVII, encontraron su tumba y los restos de la mártir en la iglesia romana de Trastevere, lo que motivó un aluvión de cuadros y representaciones de la Santa. Esta imagen pertenece a aquella época.
Casi siempre está acompañada de ángeles, unas veces regordotes y, otras, esbeltos y diligentes. Los ángeles sostienen los instrumentos, sus ropajes, los cuadernos de música en donde están reproducidos los versos de la famosa antífona Cantantibus organis, junto a las notaciones del bajo continuo.
Aunque ella no suele mirar las partituras, éstas se incluyen en las imágenes que representa a esta santa para que el espectador deduzca que está interpretando una música celestial…
Santa Cecilia siempre ha sido pintada con instrumentos: tocando el órgano, el violín, la viola de gamba o el laúd.
Aquí aparece en un interior decorado con cortinas, paños y telas vaporosas, columnas y espejos que recrean un salón muy lujoso.
Los niños rubios con las alitas juegan a su alrededor. Además parece que la santa ganó un poco de peso, era normal en esa época. Esta imagen es de Rubens, un pintor del Barroco.
Esta otra es una vidriera como las que ponen en las ventanas de una catedral. Las vidrieras están fabricadas con vidrios traslúcidos de colores, para que la luz pase a través de ellos. Por eso las vidrieras son muy luminosas.
A mí este cuadro es una de las representaciones que más me gustan.
Resume prácticamente todas los atributos de la santa:
la mirada, el angelote haciendo de atril, los ropajes de gala, el turbante con el tocado, la juventud y buena forma física de la santa… un cuadro muy bonito que está en el Louvre (París). Lo pintó en 1617 un tal Domenichino.
En este caso el instrumento representado es la viola bastarde de siete cuerdas, dotada de una tabla de armonías con un rosetón y dos aberturas de resonancia.
El mango se acaba en una cabecita de ángel esculpida. Una maravilla de instrumento…
El último “retrato” de Santa Cecilia que presentamos aquí está pintado por Max Ernst, un pintor surrealista de principios del siglo XX (1923).
Cecilia está representada de perfil. Está medio encerrada en una estructura de mampostería.
Con ello, Max Ernst subraya la analogía entre la ceguera y los atributos habituales de la joven santa que hemos comentado más arriba (su mirada hacia arriba para representar la comunicación con la música celestial). En este cuadro del siglo XX el piano no tiene teclas, es como un piano “invisible”.
La imaginación y la fantasía creadora de los pintores liberan progresivamente de las representaciones iconográficas dedicadas a la patrona de los músicos.