El texto es tan importante como la imagen en el mensaje publicitario, y tiene que hacer que éste llegue al público muy rápidamente, al primer golpe de vista. Debe ser conciso y directo.
Debe adecuarse a los distintos productos y a los grupos sociales a los que va dirigido. Esto lo sabe muy bien el publicista, que hace que el texto, cuya parte fundamental se llama slogan, sea consecuencia de un cuidado proceso de elaboración.
El publicista suele utilizar recursos literarios, como metáforas, reiteraciones, onomatopeyas, juegos de palabras o frases hechas.