Para conseguir tonos planos o texturas, se utilizan recursos o técnicas como el aguatinta o las resinas. La zona a tratar se espolvorea con una resina muy fina que se fija a la matriz mediante calor. Una vez en la solución ácida, este corroe las zonas que no ocupa la resina, consiguiendo tonos más o menos oscuro en función del tiempo de mordida.
También se puede recurrir a la técnica de la manera negra. Se trata de conseguir una matriz con un tono negro intenso a la que se le van sacando las luces mediante una herramienta denominada bruñidor.