El grabado sobre metal aparece o se desarrolla con posterioridad a la xilografía y desde su aparición se alcanza un éxito inmediato y evoluciona y crece hasta nuestros días. Existen grandes grabadores a lo largo de toda la historia destacando por su maestría Rembrand, Durero, o los españoles Goya y Picasso.
La litografía irrumpe en la segunda mitad del siglo XIX, alcanzado gran difusión, sobre todo entre los primeros diseñadores gráficos, que encontraron en esta técnica de estampación un aliado muy importante para la difusión de sus imágenes.