Leyes de la Animación
Dominar el movimiento es algo muy difícil, aprenderlo puede llevar años y se necesita bastante práctica para dotar a nuestras animaciones de gracia y expresión. Hay que controlar un fuerte sentido dramático, para lograr el clímax gráfico necesario en cada momento, y un particular sentido del ritmo.
Entre las distintas técnicas de animación más utilizadas podemos citar:
- Dar sensación de velocidad: se consigue haciendo que los objetos en movimiento se presenten borrosos. Existen recursos gráficos como la ráfaga o la inclinación. Por ejemplo, observa en la animación las líneas cinéticas o rastros que deja la bola cuando se desplaza rápidamente.
- Dar sensación de peso y composición: para ello hay que alterar y exagerar la forma de los objetos y personajes. Se trata de representar y potenciar en la animación la fuerza de la gravedad, en relación con el material con el que están fabricados los objetos. Por ejemplo, nuestra bola estaría compuesta por un material flexible, no muy pesado.
- Utilizar la anticipación: que ayuda a guiar la mirada del público hacia el lugar donde está a punto de ocurrir la acción. Creamos así una situación de suspense. Por ejemplo, fíjate en cómo se inclina hacia atrás la bola de la animación antes de iniciar su carrera.
- Crear entradas y salidas lentas o demorar el movimiento es la acción contraria a la anticipación. La animación va a continuar más allá de lo que se considera normal. Por ejemplo, observa cómo la bola tarda un poco en entrar en acción y en cómo se mantiene unos instantes en el aire antes de caer por el precipicio.
- Crear deformaciones está íntimamente relacionado con dar sensación de peso y composición. Por ejemplo, observa cómo la bola se deforma cuando choca con el suelo y en cómo se alarga cuando intenta auparse por encima del precipicio.