A partir de la segunda mitad del siglo XIX con la aparición de las vanguardias se desarrolla un intenso estudio del color y sus posibilidades expresivas. Con este cambio del color los artistas inician una transformación radical en la intención de la pintura que ya no se detendrá como hasta entonces en la imitación de la realidad o la naturaleza.
Son muchas las vanguardias y su forma de aplicar el color. Los impresionistas como Monet fueron los primeros en romper con la academia construyendo las formas con manchas de color tal como el ojo las ve en un momento determinado. Los postimpresionistas como Gauguin o Van Gogh se interesan por el simbolismo del color y su fuerza expresiva. Más tarde los Fauvistas como Vlaminck (1863-1944) llevan la fuerza del color al extremo utilizando colores puros y muy saturados. En Alemania surge el expresionismo. Autores como Much (1863-1944) utilizan el color de forma violenta aprovechando al máximo el simbolismo para expresar temor, odio etc. Una nueva tendencia viene de la mano de los futuristas que utilizan mezclas dinámicas de color para conseguir sensaciones de movimiento.
El cambio más radical se produce con escuela de La Bauhaus en la que los artistas centraron sus obras en la investigación del color, sus atributos y su expresividad. Comienza en serio el relevo del arte figurativo por un arte abstracto en el que el color es el protagonista.