Igual que has visto alguna vez en las películas sobre máquinas del tiempo que los personajes viajan al pasado y todo el mundo se queda perplejo con sus ropas, su forma de hablar, armas o juguetes, sería absolutamente impensable que Velázquez en el siglo XVII decorara los fondos de sus cuadros y las ropas de sus personajes de palacio con los dibujos y texturas geométricas que Klimt (1862-1918) utilizaba en sus obras tres siglos después.
Mientras Velázquez (1599-1660) en sus Meninas representaba de forma realista las texturas de los distintos elementos figurativos que aparecían en el cuadro, Klimt lo hacía como puedes ver en estas dos obras: en El beso (1907-1908) y La expectación (1905-1909) rellenaba los cuerpos, ropas y fondos de los personajes de sus composiciones con dibujos geométricos abstractos utilizando materiales como el pan de oro, pequeñas cuentas, cristales o piedras semipreciosas pegados para realizar texturas.
En este ejercicio que te proponemos llevaremos a Velázquez al taller de Klimt. Se trata de representar la pintura de Velázquez decorando los trajes y los fondos con texturas al estilo de Klimt dejando sólo los rostros y manos realistas como las del original.