El mosaico, está realizado a partir de pequeñas piezas talladas en forma más o menos semejante a un prisma; estas piezas se denominan teselas y se elaboran frecuentemente a partir de piedras como el mármol, pero se han usado también piedras semipreciosas, pasta vítrea o, en ocasiones, forradas de finas láminas de oro o plata. Inicialmente el mosaico se utilizó como pavimento pero, desde la aparición del cristianismo y sobre todo en tiempos del Imperio Bizantino y en el Islam, se utilizó como cubrimiento de paredes y techos.
La técnica es muy simple. Las teselas se van colocando siguiendo las líneas de dibujo hasta completar las zonas a colorear. Una vez hecho esto, se fijan con un mortero de cemento.
En ocasiones se utilizan trozos cerámicos en lugar de teselas. Esta técnica es muy fácil y con ella se obtienen resultados muy efectivos. Famosos arquitectos como Antoni Gaudi, o más recientemente Santiago Calatrava, han utilizado las técnicas de estas artes decorativas para recubrir fachadas, cubiertas y otros elementos en sus construcciones.