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Tráfico de esclavos |
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3. Captura y travesías |
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Uno de los medios más frecuentes para obtener esclavos eran los secuestros y raptos llevados a cabo bien por mercaderes africanos en asaltos o emboscadas cercanas o llevados en penosas caravanas para luego venderlos, bien por los propios traficantes europeos que los capturan para embarcarlos.
Otro modo de procurarse esclavos fue fomentar las guerras territoriales y la rivalidad entre los distintos poderes locales africanos. Los prisioneros tomados en dichos enfrentamientos se destinan a la esclavitud. Se ha constatado una relación directa entre la llegada de las flotas negreras y el inicio por parte de los reyes africanos de guerras expansivas y saqueos.
También el establecimiento de poderes despóticos sobre los súbditos africanos permitía a sus gobernantes apresar a habitantes de aldeas del interior de sus propios reinos para intercambiarlos a los comerciantes por productos europeos.
La imposición de la esclavitud en las condenas por delitos cometidos fue una práctica que, igualmente, contribuyó a aumentar la oferta de mano de obra que buscaban los traficantes y los ingresos de las autoridades locales.
Una vez reunidos los esclavos por los medios citados, eran conducidos a los buques y encerrados en sus bodegas. En general, los hombres eran colocados a proa, los niños en el centro y las mujeres a popa. Los buques podían variar enormemente en sus dimensiones y, consiguientemente, en la carga humana que podían transportar.
Pero eran comunes las terribles condiciones en que se hacinaban, tumbados y siempre encadenados, soportando un trato cruel durante la larga travesía (entre uno y dos meses). Todo ello unido a la falta de higiene y la pésima alimentación provocaba enfermedades y una elevada mortandad -en torno a un 25% de media, a veces más- durante la travesía.
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