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Al proceso de extensas migraciones que condujo al hombre a tierras de los cinco continentes siguieron otros movimientos de población, cuya trascendencia se reflejaría en la plasmación de un mapa euroasiático más complejo y diverso, a través del cual obtenemos no sólo conciencia del crisol de pueblos que habitaron Europa y Asia, sino también y de modo más significativo el fundamento y los orígenes de poblaciones que, traspasando las fronteras de la antigüedad, configuraron los troncos principales a los que pertenece la mayor parte de la población actual de Europa y Asia.
Y mientras la población circunscrita a aquellas tierras próximas a los cauces de agua, entre el Tigris y el éufrates, a orillas del Nilo, o en las cuencas del río Amarillo o del Indo, lograba aun con denodado esfuerzo los frutos que irían favoreciendo la evolución progresiva hacia el sedentarismo, la generación de excedentes, la jerarquización, la estratificación social..., la organización y control de las actividades, hasta la configuración del estado y la civilización, otras poblaciones todavía seminómadas prosiguieron sus desplazamientos, en una búsqueda incesante de tierras y recursos más florecientes.
En determinados períodos este proceso provocaría un conflicto de intereses, poniendo de manifiesto la fragilidad de algunos estados sedentarios, no siempre capaces de asimilar el flujo de pueblos atraídos por los recursos de la civilización. En algunos casos, el rechazo no haría sino alargar una travesía de destino más lejano hasta la consecución de un espacio propicio o menos hostil.
De las condiciones del nuevo hábitat dependerá el desarrollo y la configuración de aquellos grupos humanos, que incluso respondiendo a un origen común en su fase seminómada, formarían el núcleo de distintas poblaciones históricas. Fue el proceso experimentado por los denominados indoarios, tribus de pastores seminómadas con origen en las estepas de Asia Central, que en distintos períodos protagonizaron extensos desplazamientos en dos direcciones, Oriente y Occidente. Tambaleando en ocasiones los cimientos de poderosos estados, su marcha hacia el Próximo Oriente y su asentamiento en distintas zonas de Europa y Asia desembocaría en la configuración de pueblos hititas, griegos, iranios, latinos... |
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