Imperio Persa
El origen del imperio persa se encuentra en los pueblo pastores de origen indoeuropeo (medos y persas) que se asentaron en la meseta del Iran hacia el año 1.500 a. C. Organizados como tribus, eran dirigidos por las familias mas poderosas, (nobleza). Una de estas familias, la de los Aqueménidas fue la creadora el imperio.
Un miembro de esta familia, Ciro el grande (550-530 a.C.), unificó a los persas, sometió a los medos, tomó Babilonia y extendió el territorio hasta Asia Menor, después de anexionarse las colonias griegas de esta zona. Su hijo Cambises (530-521 a. C.) conquistó Egipto. El gran organizador del imperio fue Darío I (521-486), que conquistó los territorios hasta el río Indo por el Este, y de Tracia y Macedonia (Grecia) por el Oeste.
El rey mandaba en el ejército, era juez supremo y gobernaba en todo el territorio, que estaba dividido en satrapías. La satrapía era como una gran provincia administrada por un sátrapa, que representaba al rey; sin embargo el monarca los tenía controlados mediante un jefe militar y un secretario real, que a su vez eran controlados por inspectores reales (los ojos y oídos del rey).
Para mantener esta organización se construyeron, con abundantes impuestos, una importante red de calzadas y caminos.
La decadencia del imperio empezó a mediados del siglo V a. C. por el enfrentamiento con los griegos en las guerras médicas (del nombre que recibían los persas, que habían incorporado por conquista el pueblo de los medos), y desapareció en el siglo IV a. C. bajo el dominio de Alejandro Magno.
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