Egipto - Organización de la sociedad
La organización de la sociedad egipcia puede representarse mediante una pirámide en cuya cúspide estaba el faraón, considerado como un dios, hijo del sol al que se debía obedecer y rendir culto. De él procedía toda autoridad: era juez supremo, jefe del ejército, y, como dueño de todo el territorio, la economía también dependía de él. Sus poderes debían renovarse cada treinta años.
Los sacerdotes ocuparían el lugar inmediatamente inferior, como guardianes de los templos disponían de sus riquezas, que comprendían numerosas tierras con sus consiguientes campesinos para cultivarlas.
A continuación estaban los funcionarios de la administración, entre los que destacaban los escribas, los jefes militares y los nomarcas, es decir, todos aquellos grupos que estaban muy cerca del faraón.
Los escalones más bajos lo ocupaban los artesanos y los campesinos. Eran hombres libres obligados a pagar tributos al faraón, bien en especie (entregar una parte de la cosecha) o en trabajo (participar en la construcción de las obras públicas). La mayor parte de los campesinos eran los fellah que cultivaban las tierras propiedad del faraón o del templo, en teoría eran hombres libres, pero en la práctica estaban sometidos a la voluntad de los dueños de la tierra.
Por último los esclavos, que habían llegado a esta condición por ser prisioneros de guerra. |