El avance reconquistador en estos primeros siglos se produce en el área astur, donde se produjo la primera batalla, Covadonga. Mientras que las fuentes cristianas hablan de una gran batalla, las musulmanas la consideran una simple escaramuza. En la actualidad se debate mucho acerca de este tema, pues algunos historiadores ponen en duda la existencia de dicha batalla. Por parte de los astures dirigía las tropas el rey Pelayo, por parte de los musulmanes un general del ejército, Alqama. Es probable que hubiera un enfrentamiento, pero no por las razones políticas y religiosas expuestas en las crónicas cristianas, escritas posteriormente y con interés propagandístico, sino porque los astures que habitaban la zona se habrían negado a pagar los impuestos exigidos por el poder invasor.

Los reyes más importantes del reino astur, Alfonso I (739-757), Alfonso II (791-842) y Alfonso III (866-910), continuaron ampliando el territorio del pequeño núcleo astur. Alfonso I realizó expediciones por Galicia y consiguió aumentar por el Este y por el Oeste el reino astur. Esa misma tarea la continuarían los monarcas siguientes, incluido Alfonso II. El gran monarca conquistador de territorios fue, sin embargo, Alfonso III, que consiguió alcanzar la línea del río Duero en el año 910.

El siglo X fue un siglo difícil para los reinos cristianos del Norte. Hacia el año 900 el emirato de Córdoba parecía a punto de desaparecer acosado por graves problemas internos. La llegada de un emir fuerte, Abd al-Rahman III cambió la situación, pues acabó con los rebeldes que estaban a punto de dividir el territorio y se sintió lo suficientemente poderoso como para crear el califato de Córdoba. Ante ello los reinos del Norte no pudieron avanzar en los esfuerzos reconquistadores. Aunque hubo enfrentamientos y batallas ganadas por ambas partes, no se produjeron avances significativos.

En ese siglo hubo, sin embargo, algunas novedades de interés en todos los reinos de la franja Norte: el reino de Asturias evolucionará y se convertirá en reino de León, de la parte oriental del reino de León se independizará el condado de Castilla. En los núcleos del Noreste también se producen cambios de interés, en el reino de Pamplona se produce un cambio en la dinastía reinante que le acerca al reino de Asturias, el condado de Aragón será incorporado intermitentemente al reino de Pamplona, y los condados catalanes dejarán de prestar el homenaje debido al rey de Francia librándose del vasallaje hacia ese reino y actuando de forma independiente.