La llegada de los musulmanes a la Península Ibérica, la rápida conquista del territorio peninsular y la desaparición del reino visigodo produjeron un cambio de rumbo en la historia de este territorio. Aunque la ocupación musulmana fue casi total, en la parte norte de la Península, al Norte de la cordillera Cantábrica, vivían algunos pueblos que difícilmente se habían asimilado a la cultura romana, y que no se habían integrado en el reino visigodo; eran los astures, cántabros y vascones, que tampoco se incorporarían a Al Ándalus. Por el lado del Pirineo, especialmente en los valles pirenaicos, vivían grupos de población que de forma aislada habían conseguido escapar a la dominación musulmana. En esas dos zonas surgieron los primeros núcleos de resistencia.
De esos estos grupos va a partir una expansión hacia el Sur, que conquistando tierras a los musulmanes dará origen a núcleos independientes, reinos y condados, de los que con el paso del tiempo van a surgir los reinos hispánicos que ocuparían el territorio peninsular durante la Edad Media. Este proceso de expansión territorial es lo que se ha denominado reconquista.
Según fueron conquistando territorio hacia el Sur, los núcleos políticos que se fueron formando tuvieron que preocuparse de la forma de ocupar el territorio. Este fenómeno de ocupación de tierras es lo que se ha venido llamando repoblación. Siguió diferentes modelos según fue pasando el tiempo y ocupando espacios distintos.
Los modelos sociales resultantes en este espacio en formación fueron muy peculiares, pues no solo hay que considerar la organización social de un territorio de frontera, sino el hecho de que en este espacio convivieron cristianos, musulmanes y judíos, que contribuyeron a un intercambio cultural importante, plasmado en aspectos diversos de la cultura hispana, y claramente visible en las manifestaciones artísticas. |