"Existen
dos modos opuestos de entender la racionalización de la vida política.
El más fácil y que no lleva a nada bueno es el modo técnico
o artístico. El más exigente, pero dotado de valor constructivo
y progresivo es el modo moral. Racionalización técnica, por medios
exteriores al hombre, contra racionalización moral, por medios que son
el hombre mismo, su libertad y su virtud: tal es el drama en que está
comprometida la historia de la humanidad".
(MARITAIN, J. El hombre y el estado).
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