La incorporación de las competencias básicas en nuestro sistema educativo ha supuesto un reto profesional para los docentes. Desde su punto de vista como formador de futuros docentes, ¿qué tipo de cambios está observando en las Facultades de Educación?
FG: La Facultad de Educación se ha convertido en la plataforma que capacita a profesionales de la educación: enseñamos cómo enseñar. Si enseñamos metodologías que nada tienen que ver con la adquisición de competencias, seguiríamos transmitiendo lo mismo de siempre, sin evolucionar.
En la universidad, aunque más lentamente de lo que a mí me gustaría, ya se está produciendo un cambio significativo. Es cierto que hay determinados elementos de la propia ley que no se pueden realizar por falta de presupuesto. Por ejemplo, cada profesor universitario debería trabajar de manera más tutorial con una treintena de alumnos y, en realidad tenemos entre 65 y 80 alumnos por lo que el seguimiento personalizado que recomienda la legislación queda en agua mojada. Una metodología basadaen trabajos por proyectos o trabajos por problemas sitúa al estudiante en lo concreto y lo real.
Sin embargo, es cierto que ya enseñamos estrategias metodológicas acordes con el desarrollo competencial como por ejemplo el trabajo en grupos colaborativos y cooperativos. Conlleva un extra de preparación, tanto por parte de los docentes como por parte de los estudiantes. Pero ese es el trabajo que luego nuestro alumnado desarrollará en los centro, tanto en las aulas con sus alumnos como con el resto de compañeros con los que se tendrán que reunir, saber dialogar y compartir proyectos.
El aprendizaje competencial se convierten entonces en un tejido de relaciones humanas que sirven para sacar proyectos de enseñanza-aprendizaje adelante.
FG: Exacto. Una metodología basada en trabajos por proyectos o trabajos por problemas sitúa al estudiante en lo concreto y lo real para que aprenda a resolver casos reales en contextos reales. Es la única manera de conseguir que el estudiante de Grado y futuro educador vaya adquieriendo competencias profesionales.
¿Qué competencias enseñáis a los futuros maestros?
FG: Cada uno de los diferentes Grados de Maestro tienen sus competencias específicas. Nuestra Facultad de Educación distingue entre las de Infantil y las de Primaria que dependen de las competencias profesionales que se necesiten según las características del alumnado: no desarrolla el mismo trabajo un o una docente de alumnado Infantil de 0 a 6 años que un especialista de Primaria con alumnos de entre 6 y12 años.
Además de las específicas también se establecen unas competencias generales de nivel de Grado que, básicamente vienen a subrayar las competencias básicas que establece la LOE pero con un nivel competencial profesional acorde a una formación en recibida en una Facultad de Educación.
Por tanto, los niños y niñas que se incorporen ahora a los centros educativos de Primaria van a recibir ya una metodología didáctica más en consonancia con el aprendizaje competencial.
FG: En Infantil los docentes sí trabajan por competencias y realizan esa labor, tan importante para el desarrollo del niño, de situarlo en el mundo, aunque sea con conceptos muy básicos. El profesorado desarrolla el proceso formativo con la intención de aglutinar conocimientos y trabajarlos de forma global. Esto comienza a perderse cuando los niños y niñas llegan a Primaria: rompen esa metodología de trabajo por una metodología tradicional, compartimentada, de conocimientos sistematizados… Y esta situación se continua acentuando cuando el alumnado llega a Secundaria.
Efectivamente, en la Educación Secundaria persiste por parte del profesorado la tendencia ha continuar utilizado una metodología tradicional: horarios rígidos, materias estancas, poca interdisciplinariedad... Existe cierta divergencia entre las intenciones del profesorado de adaptarse a la nueva legislación y lo que se puede modificar realmente en el día a día. El profesorado ESO apenas ha tenido tiempo para madurar, especializarse y formarse en un cambio tan significativo como el que supone enseñar competencias básicas.
FG: Desde el punto de vista musical el alumnado de Grado tiene una serie de competencias específicas que debe adquirir, como saber tocar un instrumento, cantar, tener una serie de conocimientos teóricos para abordar la práctica docente… Pero estas competencias son igual de importantes que la formación y la práctica de llevar a cabo o saber desarrollar proyectos en colaboración con diferentes áreas.
Te refieres a los proyectos interdisciplinales, ¿no?
Las TICofrecen muchas posibilidades metodológicas FG: Si. De hecho, todas las competencias del Grado de Maestro se podrían desarrollar y validar con dos o tres macroproyectos interdisciplinales en los que cada profesor tenga una valoración de un 15% o un 20% del total del proyecto. Las posibilidades son múltiples gracias sobre todo a las tecnologías de plataformas como Moodle, para elaborar proyectos, o los blogs que los propios alumnos pueden desarrollar de forma cooperativa. Incluso lo proyectos se podrían internivelar integrando diferentes cursos gracias a la metodología por pares…
Según la LOE las metodologías deben estar basadas en el aprendizaje, en el estudiante...
FG: Los conocimientos se adquieren por varios canales y en muchos sitios, nosotros como docentes nos convertimos en guías canalizadores... Y en ese cambio de rol son pues determinantes la formación del profesorado y sobre todo un cambio metodológico. Ya no se trata de impartir clases magistrales, que se evalúe mediante exámenes escritos sino que se tienen que exponer nuevas ideas para conseguir mejores objetivos.
En Infantil los docentes trabajan por competencias desde hace tiempo
Antes de terminar, ¿Podría explicar algún ejemplo sobre cómo evalúa las competencias en la Facultad de Educación?
FG: Mi manera de trabajar con los estudiantes de Grado es la siguiente: para mí son profesionales por lo tanto hay que conseguir competencias profesionales. Doy una asignatura que es Didáctica de la Expresión Musical en Infantil y en este nivel la música se entiende de una manera global de modo que intento que mis estudiantes aprendan música de manera global, es decir, que no la vean como fragmentada en conceptos elementales como pueden ser la negra, corchea… conocimiento básicos que son importantes para que sean capaces de hacer un ritmo o una melodía cantada y sobre todo que canten bien, o sea que dominen esta competencia específica.
Pero también tengo que evaluar competencias generales acerca de cómo organizar didácticamente una clase con sus alumnos en la que la música se presenta de forma global, y eso lo hago a través de resolución de problemas.
Planteo a mis alumnos cinco o seis problemas en grupos colaborativos y cooperativos. Son grupos de cinco personas que van a tener que resolver cinco problemas reales a lo largo del cuatrimestre dentro de un marco real como un aula específica de Infantil de cuatro años en la que van a tener que dar clase a niños que a lo mejor tienen alumnos de integración, que vienen de otro país o bien el colegio tiene un proyecto Comenius con alumnos que vienen de intercambio, puede ser un colegio bilingüe etc.
Tienen que dar soluciones de mejoras para desarrollar, desde el punto de vista de la organización de esos alumnos, su aprendizaje de diferentes tipos de competencias, donde la música interviene de forma global.
A partir de la bibliografía, recursos y materiales ellos organizan su propio blog donde van subiendo sus prácticas, desarrollan sus materiales musicales, en este caso para ver la parte específica, desarrollan la parte didáctica pero luego no se queda en eso sino que deben llevarlo a cabo en el aula y ver las consecuencias de valoraciones positivas o negativas así como buscar mejoras y cómo proyectarlo en otro contexto diferente.
De manera que no les queda más remedio que participar con muchos elementos, tienen que hablar con el pedagogo, con el psicólogo, con el profesor de expresión corporal porque tienen que programada una danza etc. y claro intervienen muchos factores entre los que el único elemento aglutinador es el musical y, a través de la música conseguimos todo eso.
Entonces sí que se puede garantizar un nivel competencial mínimo a través de esos indicadores pero está claro que tenemos que ser mucho más flexibles a la hora de pensar “mi asignatura”, “mi yo”, partiendo del hecho de que todos somos un grupo.