Hay dos factores en el papel que condicionan la elección de la técnica que podrá aplicarse sobre él: su grosor y su textura. Por ejemplo:
Si quieres utilizar una técnica al agua, tendrás que tener en cuenta el peso o el grosor del papel para que no se ondule cuando se moje. El resultado final puede ser una superficie abombada e irregular que ni siquiera te permita terminar tu obra. Con el papel esto es especialmente importante. En la imagen puedes ver como el papel de acuarela absorbe el agua sin problemas.
Para una técnica como el pastel, la cera, el carboncillo o incluso el grafito puedes prescindir del grosor del soporte pero necesitas una textura de papel adecuada a cada uno de ellos para recoger y retener la materia de color y, para producir efectos interesantes para cada técnicas.