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OCÉANO ATLÁNTICO
OCÉANO ÍNDICO
MAR MEDITERRÁNEO
PREHISTORIA
ANTIGUA
1. Técnicas de navegación
2. Fenicios
3. Fenómeno colonial
4. Roma
MEDIEVAL
1. Guerreros
1.1 Árabes
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MODERNA
CONTEMPORÁNEA
OCÉANO PACÍFICO
MODERNA
El peso del Mediterráneo al comienzo de la época moderna es indudable. Lleva consigo el peso de una enorme y fructífera tradición política, económica y cultural; el eco de numerosos pueblos y civilizaciones; la huella de manifestaciones culturales y artísticas que se extienden por sus riberas...

Y a finales del siglo XV y comienzos del XVI, nada parece aventurar que las circunstancias vayan a cambiar: en sus perfiles europeos, fundamentalmente en el Occidente, Italia y la Península Ibérica experimentaban un importante desarrollo económico y comercial, demográfico y social, político y cultural.

El nacimiento del Humanismo y del Renacimiento se nos aparece como un nuevo fenómeno cultural mediterráneo, de dimensiones similares a los alumbrados siglos atrás.

La desaparición de los últimos restos del poder bizantino no sólo no parece restar protagonismo político a sus aguas -singularmente en su vertiente oriental- sino que refuerzan la presencia y el carácter mediterráneo de la enorme potencia otomana, que se extiende también -de uno u otro modo- por sus costas asiáticas y norteafricanas. Esa imagen contribuye a que se refleje, resaltada, la representación mediterránea del Imperio de los Habsburgo en tiempos de Carlos V. Un escenario imponente, cargado de simbolismo, con dos antagonistas poderosos y equilibrados, un duelo que amenaza con desencadenarse pero que no pasa de amagos, pequeñas incursiones a uno u otro lado, o golpes de efecto más dramáticos que de consecuencias determinantes -Lepanto-.

En efecto, el gran escenario no acaba de encontrar su representación política. Los tiempos obligan a mirar al continente, las cuestiones del Imperio primero y la crisis de finales del XVI y del XVII, después, afectan singularmente a la Europa mediterránea. El centro político, demográfico y económico va desplazándose hacia el norte y hacia el oeste. El Báltico y, sobre todo, la emergencia de Holanda e Inglaterra vienen a respaldar la alternativa atlántica, que ya había atraído buena parte de las energías e intereses hispanos.
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