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La Península Ibérica en la Edad Media: Al-Ándalus
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La crisis del siglo XI - Reinos de Taifas e invasores norteafricanos
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- Independencia paulatina de las taifas o banderías de Almería, Murcia, Alpuente, Arcos, Badajoz, Carmona, Denia, Granada, Huelva, Morón, Silves, Toledo, Tortosa, Valencia y Zaragoza.
- A la muerte del último califa Hisham III, todas las coras o provincias del Al-Andalus que no eran aún independientes autoproclamaron su independencia.
- Se formaron en principio un total de 27 reinos de taifas, aunque algunos fueron desapareciendo, incorporados los más pequeños por los más poderosos.
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El Imperio Almorávide |
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La división de Al Andalus trajo como consecuencia una debilidad que fue aprovechada por los reinos del Norte para avanzar en la reconquista del territorio. La pérdida de Toledo en el año 1085 fue un duro golpe para los musulmanes de Al Andalus, y de inmediato llamaron en su ayuda al poder que se asentaba al otro lado del estrecho de Gibraltar, del Magreb: el imperio almorávide.
Su líder, Yusuf ibn Tashufín, llegó con su ejército, y con los refuerzos recibidos en Málaga, Granada y Sevilla venció a las fuerzas de Alfonso VI, el conquistador de Toledo, en la batalla de Zalaca (1086), cerca de Badajoz.
Estas victorias les animaron a quedarse, con la justificación de la degeneración moral y militar de los reyes taifas. Impusieron la ortodoxia musulmana estricta, de la que eran partidarios.
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Consecuencia de la lucha contra los almorávides iniciada desde comienzos del siglo XII en Al Andalus y el Magreb. Con un cariz religioso, las rebeliones contra los almorávides escondían reivindicaciones de carácter político, social y económico.
Se organizaron algunas autonomías regionales, denominadas segundos taifas, pero que no debieron durar mucho, pues ante el nuevo avance de los reinos del Norte tuvieron que llamar al nuevo poder instalado en el Magreb, los almohades.
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Dinastía norteafricana procedente del corazón del Atlas que, encabezada por el guerrero Ibn Tumart, se organizó para derrocar a los almorávides, con argumentos de pureza y revitalización religiosa. Conquistaron Al Andalus con gran violencia, y le dotaron de cierta estabilidad y prosperidad económica y cultural. Grandes constructores, se rodearon de los mejores hombres de ciencias y de letras de su tiempo. Sin embargo, como ocurrió con los almorávides, terminaron por extinguirse.
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La derrota de los almohades por el rey Alfonso VIII de Castilla en 1212 fue el golpe decisivo para acabar con ellos, aunque se mantuvieron aún algunas décadas. Su debilidad permitió el resurgir breve de algunos Reinos de Taifas, pronto borrados por la llegada del grupo que controlaba el Magreb desde mediados del siglo XIII aproximadamente, los benimerines.
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