El hombre es un animal social, no un animal gregario.
Somos animales precarios. Si no fuera por la evolución cultural no habríamos sobrevivido.
Somos capaces de modificar el medio. La evolución cultural es lamarckiana.
Todos somos personas, iguales pero únicos, irrepetibles e insustituibles.
La persona vale más que las joyas. Es la verdadera joya.