«---Quincena 9 ª-. El Renacimiento---»

El Renacimiento

Fue un término acuñado por los humanistas italianos (Rinascita) para designar un nuevo periodo que, inspirándose en la antigüedad grecolatina, pretendía romper con la tradición medieval en todos los órdenes: el pensamiento, la literatura, las artes, la vivencia religiosa, la política, etc. Los humanistas (Petrarca, Lorenzo Valla...) consideraban la cultura medieval como un periodo "oscuro” y decadente debido al abandono de la claridad y elegancia de los modelos literarios y artísticos de la civilización grecorromana. Para recuperarlos implantan un programa educativo centrado sobre todo en el estudio y el comentario de los autores clásicos (Studia Humanitatis).
El Renacimiento encuentra un terreno propicio en las ciudades estado italianas del siglo XV   (Florencia, Venecia,  etc. ) donde se dio un amplio desarrollo del comercio y la  burguesía urbana. Comprende los siglos XV y XVI en Italia, y extiende su influencia a Europa durante el siglo XVI.

Características del Renacimiento

Como movimiento que se desarrolla en toda Europa a lo largo del siglo XVI comprende varios aspectos comunes:

  • Políticos. El nacimiento de las monarquías nacionales encabezadas por el rey, cuya función es la conservación del Estado por encima de cualquier mandato moral. La teoría del estado moderno aparece en El Príncipe de Maquiavelo.
  • Económicos. Desarrollo en toda Europa de la vida urbana y del comercio , impulsados ahora por los nuevos descubrimientos geográficos.
  • Intelectuales. El Renacimiento es una revolución intelectual basada en el individuo y la libertad de pensamiento. La razón humana es capaz de descubrir los enigmas de la naturaleza y rechaza cualquier dogma que pretenda ponerle límites. Esta nueva mentalidad tuvo consecuencias decisivas en el desarrollo de las ciencias (la medicina, la astronomía, etc.)
  • Secularización de la cultura. El hombre tiene dos naturalezas autónomas: la humana y la divina. A semejanza de la antigüedad grecorromana, la mentalidad renacentista pone la naturaleza humana en el centro de la cultura (antropocentrismo) con independencia de su destino trascendente. El humanista italiano Baltasar de Castiglione estableció en El cortesano este nuevo modelo de hombre.
  • Artísticos. El arte y la literatura vuelven a los temas del arte clásico: los temas profanos, la mitología y la naturaleza como fuente de inspiración. La verosimilitud, la belleza y la armonía serán sus principios básicos.

En la estética del Renacimiento tiene especial influencia la filosofía griega de Platón. Para este filósofo los seres reales son un reflejo de modelos ideales, y su belleza sería un reflejo de una belleza ideal. En el Renacimiento estas ideas se cristianizan y se llega a afirmar que la belleza de las criaturas es una imagen de la belleza de Dios. Por lo tanto el amor humano a lo creado (mujer, naturaleza, etc.) es visto como un sentimiento que ennoblece al hombre porque conduce al amor a Dios.

La religiosidad renacentista.

La crítica de los humanistas alcanzó también a la religiosidad medieval por haber deshumanizado la idea de Dios y haberse desviado de la pureza del evangelio. El humanista holandés Erasmo de Rotterdam será el principal propagador por toda Europa de un cristianismo basado más en la relación íntima con Dios y en la lectura de las Sagradas Escrituras que en los rituales.
Las ideas de Erasmo y su crítica a la corrupción y la ignorancia del clero fueron asumidas en gran parte por el monje Martín Lutero que se separó de la iglesia romana e impulsó la  Reforma protestante. Sin embargo, quienes dentro de la Iglesia veían la necesidad de cambios reaccionaron con la Contrarreforma para frenar la propagación del Protestantismo.

El Renacimiento en España.

El Renacimiento español ofrece unas características propias, en gran parte derivadas de la pervivencia de la mentalidad medieval:

  • Falta de apoyo social debido a la debilidad de la burguesía mercantil, base del Renacimiento en Italia.
  • La nobleza sigue conservando su prestigio social  y mantiene unos valores medievalizantes poco acordes con las nuevas ideas del hombre.
  • La Iglesia, la corte y los nobles son los mecenas de la cultura en España. Este hecho dará al Renacimiento español un sello bastante conservador.
  • El analfabetismo y la incultura mayoritarios limitan el alcance de las ideas humanísticas propagadas a través de la letra impresa.
  • El Humanismo español se desarrolló teniendo como fondo un conflicto racial y cultural entre cristianos viejos y judíos conversos. Estos conectan rápidamente con el espíritu crítico de la nueva cultura, pero de esta manera se llegará a identificar con el tiempo a los humanistas con los judeoconversos sospechosos de heterodoxia.

El modelo humano del Renacimiento fue expuesto en El Cortesano  del italiano Baltasar de Castiglione. En realidad se trataba de un modelo aristocrático:

Y así nuestro Cortesano, demás de linaje, quiero que tenga buen ingenio, y sea gentil hombre de rostro y de buena disposición de cuerpo, y alcance una cierta gracia en su gesto [...]  Que sepa no sólo la lengua latina sino también la griega... Que esté versado en los poetas y paralelamente en los oradores e historiadores, y además, diestro de escribir en prosa y verso.
No estaré satisfecho de nuestro caballero si no es músico y si [...]no sabe tocar diversos instrumentos.
El principal y más propio oficio del cortesano sea el de las armas.
Será nuestro Cortesano muy afecto a suDama, y así ella se conformará siempre con la voluntad del, y le será dulce yblanda.
Huirá nuestro cortesano del vicio que de los latinos es llamado afectación.

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El marco histórico del Renacimiento en España. Etapas.

El reinado de los Reyes Católicos

Con la unión dinástica de Castilla y Aragón en 1479, los Reyes Católicos implantan en España una monarquía absoluta; se limita el poder político de la nobleza y se dan responsabilidades en la administración a personas formadas en las Universidades. En 1492 de producen tres acontecimientos de gran trascendencia: el final de la reconquista con la toma de Granada, el descubrimiento de América y la expulsión del país de los judíos no conversos al cristianismo; se inicia así una difícil convivencia entre los cristianos viejos y los conversos, limitando o prohibiendo el acceso de estos a los cargos públicos.
En el terreno cultural son los comienzos del humanismo español. Humanistas italianos vienen a España a enseñar latín y humanidades, y en Castilla, Elio Antonio de Nebrija es pionero de los estudios latinos y autor de la primera Gramática Castellana (1492). Una impresionante labor humanística es la llevada a cabo por el cardenal Cisneros, creador de la Universidad de Alcalá (1499) desde la que impulsó la Biblia Políglota.

El reinado de Carlos I (1517-1556)

Por su inmensa herencia, a la que se suma Alemania al ser coronado emperador en 1520, su reinado supone la proyección plena de España en la escena política europea e interminables guerras con Francia, que se oponía a su expansionismo; además tendrá que hacer frente a la herejía luterana a la que se adhieren gran parte de sus súbditos alemanes.
El reinado de Carlos I supone la plena asimilación del Renacimiento y del Humanismo en España. Entre sus amistades se encuentra el gran humanista Erasmo de Rotterdam y personalidades decisivas del Renacimiento literario español como Alfonso de Valdés, Diego Hurtado de Mendoza, Juan Boscán o Garcilaso de la Vega ocuparán importantes cargos a su lado.

El reinado de Felipe II (1556-1598)

Su política exterior está influenciada por la herencia paterna: guerras con Francia y defensa de la ortodoxia católica frente al protestantismo. En su reinado se prohibió la importación no autorizada de libros, los estudios en universidades extranjeras y se reforzó el poder de la Inquisición para perseguir todo brote de disidencia religiosa, sobre todo entre los españoles de origen converso.
En este clima de censura, la producción humanística y científica encuentra grandes dificultades. El Renacimiento perderá en España sus rasgos más europeos y se impregnará de lo más peculiarmente español, a la vez que el ambiente contrarreformista favorecerá la presencia de temas religiosos en la literatura.

El humanista Rodrigo de Manrique se queja a Juan Luis Vives:
"Dices muy bien, nuestra patria es tierra de envidia y de soberbia, y puedes agregar que de barbarie. En efecto, cada vez resulta más evidente que ya nadie podrá cultivar medianamente las buenas letras en España, sin que al punto se descubra en él, un cúmulo de herejías, errores y taras judaicas”.

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La lírica castellana renacentista

En el siglo XVI se impondrá entre los poetas cultos de la corte la nueva poesía italianizante. Francesco Petrarca (1304-1374) será la influencia preponderante a través de la poesía amorosa de su Cancionero. Junto a esta poesía sobreviven otras formas medievales: el villancico, refinado ahora por los poetas cultos, los romances y la poesía del amor cortés.
Se suele fechar el nacimiento de la nueva poesía 1526, cuando Andrea Navaggero, humanista y embajador de Venecia en la corte de Carlos I, anima a Juan Boscán, y a Garcilaso a adaptar el endecasílabo y otras composiciones italianas a la poesía castellana.

Temas de la lírica italianizante

  • El amor. Petrarca influirá en la manera delicada y espiritualizada de expresar el sentimiento amoroso. Los poetas aprenderán de su poesía a expresar una gran variedad de estados anímicos ( dolor, tristeza, esperanza, abatimiento, nostalgia...). El resultado será una poesía que produce sensación de sinceridad. Otra novedad es el retrato idealizado de la mujer, inexistente en la poesía del amor cortés.
  • La naturaleza como escenario idealizado (locus amoenus) a imitación de Petrarca y la literatura pastoral italiana. Los elementos del paisaje, los sonidos, los colores, enriquecen ahora las descripciones que sirven de escenario a la expresión del sentimiento.
  • La influencia de los poetas de la Edad de Oro latina: Horacio, Virgilio y Ovidio. Ovidio influye en la introducción de los temas mitológicos, que servirán para expresar de forma velada e indirecta el sentimiento personal.

Innovaciones métricas de la poesía renacentista.

  • Versos. El más usado es el endecasílabo de acentuación italiana (2ª, 6ª, 10ª), pero hay otras acentuaciones para conseguir la variedad melódica. El heptasílabo suele darse en combinación con el anterior en las estancias.
  • Estrofas. Cuartetos de rima circular(1-4, 2-3); tercetos encadenados (ABA: BCB); Liras (7+11+7+7+11); Estancias (7+11 con esquemas que se repiten); Octavas reales (ABABABCC).
  • Composiciones poéticas más frecuentes son: el soneto, la canción de tema amoroso, la epístola, la elegía y la égloga.

Los tópicos

En el afán de buscar lo ideal, lo arquetípico, los poetas renacentistas emplean unos temas recurrentes (tópicos) extraídos de la tradición literaria: el retrato femenino (ojos claros, tez blanca, labios y mejillas sonrosados, cabellos rubios); el locus amoenus, selección de los elementos bellos de la naturaleza; el Carpe diem, tomado de un verso de Horacio (Carpe diem quam minimum credula postero = Aprovecha el día, no confíes en mañana), muy en consonancia con el espíritu vitalista del Renacimiento.
El estilo
El estilo de la nueva poesía se rige por los criterios clásicos de la naturalidad y la elegancia; huye de lo artificioso y modera el uso del cultismo, pero excluye lo vulgar.

Garcilaso de la Vega

Nace en Toledo en el año 1501 de una familia de la nobleza. Desempeñó cargos palaciegos en la corte de Carlos I al que acompañó en varias expediciones militares. En 1536, muere en una acción de guerra en la Provenza. El año1526 es decisivo para su vida sentimental y literaria: conoce en Granada a Isabel Freire, dama del séquito de la emperatriz Isabel y principal motivo de inspiración de su poesía amorosa. En Granada tienen también lugar las conversaciones con el humanista y diplomático veneciano Andrea Navaggero, quien estimula a Juan Boscán y a Garcilaso a adaptar el verso endecasílabo italiano al castellano.
Su obra comprende unos cuarenta sonetos, cinco canciones, tres églogas, una epístola, dos elegías y algunas primeras composiciones influenciadas por la poesía de los cancioneros.

Las dos etapas poéticas

  • La influencia petrarquista aparece todavía mezclada con rasgos de la poesía atormentada de Ausías March. Esperanza y abatimiento se suceden ante la dificultad de lograr el favor de la amada. La dureza de la expresión puede sentirse en este soneto:
   Un rato se levanta mi esperanza,
    mas cansada d’haberse levantado,
    torna a caer, que deja, a mal mi grado,
    libre el lugar a la desconfianza.
  • Más tarde, durante su estancia en Nápoles, se impregnará del neoplatonismo amoroso de Pietro Bembo y de la literatura pastoril de Sannazzaro. Como resultado, su experiencia dolorosa del amor se trasmutará en melancolía resignada, en "dolorido sentir”. Al mismo tiempo aparecerán en su poesía nuevas sensaciones de luz, color y sonidos de la naturaleza, además de la mitología.

La égloga I es la expresión más acabada del tema del dolor amoroso. Garcilaso establece en ella una equivalencia entre su frustración vital por el rechazo y la muerte de Isabel Freire y la queja amorosa de los dos pastores. Al comenzar el día, Salicio y Nemoroso lamentan "dulcemente” en sendos monólogos el desdén de Galatea ( ¡Oh más dura que el mármol a mis quejas...) y la muerte de Elisa. La naturaleza, descrita en su apacible belleza, se conmueve y participa de los sentimientos de los protagonistas. Finalmente, el ocaso del día trae la calma y el consuelo del reencuentro de Nemoroso y Elisa en otra vida.

El estilo de Garcilaso.

La poesía de Garcilaso semeja una confesión natural e íntima, de "poesía para ser escuchada”. El secreto de esa facilidad para comunicar el sentimiento está en el endecasílabo italiano de ritmo pausado y musical, en el uso comparaciones y metáforas sencillas y en su vocabulario de palabras "no nuevas ni desusadas de la gente”, ocultas, pero ya admitidas en su ambiente cortesano. Su poesía es, en suma, un modelo de dulzura, naturalidad y elegancia.

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Textos de Garcilaso de la Vega

Égloga I

Lamento de Nemoroso
(1)Corrientes aguas, puras, cristalinas 
árboles que os estáis mirando en ellas, 
verde prado de fresca sombra lleno,
aves que aquí sembráis vuestras querellas, 
hiedra que por los árboles caminas, 
torciendo el paso por su verde seno; 
yo me vi tan ajeno
del grave mal que siento, 
que de puro contento 
con vuestra soledad me recreaba, 
donde con dulce sueño reposaba, 
o con el pensamiento discurría 
por donde no hallaba
sino memorias llenas de alegría.

(2)Y en este mismo valle, donde agora
Me entristesco y me canso, en el reposo 
estuve ya contento  y descansado. 
¡Oh bien caduco, vano y presuroso! 
Aeuérdome durmiendo aquí algún hora, 
que, despertando, a Elisa vi a mi lado. 
¡Oh miserable hado!
¡Oh tela delicada,
antes de tiempo dada
a los agudos filos de la muerte! 
Más convenible fuera aquesta suerte
a los cansados años de mi vida, 
que es más que el hierro fuerte,
pues no la ha quebrantado tu partida.
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     Soneto XXIII

En tanto que de rosa y de azucena	
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto, 

con clara luz la tempestad serena;

y en tanto que el cabello, que en la vena 
del oro se escogió, con vuelo presto
 por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
 el viento mueve, esparce y desordena,

coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado, 
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.

La poesía en la segunda mitad del siglo XVI

En la segunda mitad del siglo se producen importantes cambios en la forma y el contenido, que avanzan algunos rasgos de la literatura del Barroco:

  • Temas. Presencia de temas patrióticos y ascético-morales como consecuencia del ambiente de intensa religiosidad y nacionalismo español que sigue a la Contrarreforma.
  • Lenguaje y estilo. Existe ahora un afán de perfección formal y de novedad que algunos denominan "manierismo”, fenómeno que se da también en las artes plásticas, como la pintura del Greco.

Fray Luis de León

Fraile de la orden de San Agustín, nace en Belmonte (Cuenca) de una familia de judíos conversos en 1527. Realiza estudios en Salamanca y Alcalá y a los 32 años obtiene la cátedra de Teología Bíblica en Salamanca. Su independencia intelectual, manifestada en la traducción libre de El Cantar de los cantares de Salomón, le acarreó un proceso inquisitorial y la cárcel.
La obra poética.
Fray Luis posee una exquisita formación clásica que redundará en la perfección formal de su poesía y su prosa. Lo mejor de su poesía son las odas, escritas en liras, la estrofa introducida por Garcilaso para este tipo de composición.
Los temas principales:

  • La soledad del hombre virtuoso en la naturaleza como medio de encontrarse a sí mismo, en contraste con las ambiciones mundanas ( Canción de la vida retirada).
  • El elogio de la virtud cristiana frente a la inmoralidad del mundo.
  • La contemplación de la belleza y la armonía del universo como imagen de la grandeza de Dios aparece en varias odas dedicadas a sus amigos ( Oda a Salinas, Noche serena ).
  • El anhelo místico de unión con la divinidad (En la Ascensión de Cristo).

Estilo y lenguaje poético.
Su estilo está marcado por la oposición entre diversos motivos: cielo/suelo, virtud/ vicio, paz interior/ ambición mundana, etc. En torno a estos motivos se despliegan unos recursos retóricos (antítesis, enumeraciones en asíndeton o polisíndeton, paralelismos, nuevas metáforas...) empleados con sabia contención y sobriedad. El temperamento de Fray Luis, apasionado por la verdad y la virtud, anhelante del cielo, se traduce en frecuentes interrogaciones,  exclamaciones que impregnan su poesía de dramatismo y emoción.
La obra en prosa.
Es la obra de un humanista cristiano, profundo conocedor de la elegancia de la prosa latina que deja huella en sus traducciones bíblicas (El Cantar de los Cantares, El libro de Job) y en sus libros propios: De los nombres de Cristo y La perfecta casada.

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      Fray Luis de León

            Oda a la vida retirada
¡Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruido 
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;
que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado, 
ni del dorado techo 
se admira, fabricado
del sabio moro, en jaspes sustentado!
No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera, 
ni cura si encarama 
la lengua lisonjera 
lo que condena la verdad sincera.

¿Qué presta a mi contento,
 si soy del vano dedo señalado;
 si, en busca deste viento, 
ando desalentado,
con ansias vivas, con mortal cuidado?

¡Oh monte, oh fuente, oh río! 
¡Oh secreto seguro, deleitoso!,
 roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso. 
[...]
Del monte en la ladera,
por mi mano plantado, tengo un huerto, 
que con la primavera,
de bella flor cubierto,
ya muestra en esperanza el fruto cierto.
 [...]
Y mientras miserable¬
mente se están los otros abrasando 
con sed insaciable 
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando; 

a la sombra tendido,
de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce acordado,
del plectros sabiamente meneado.

      San Juan de la Cruz

            Noche oscura del alma
En una noche oscura
con ansias en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!, 
salí sin ser notada 
estando ya mi casa sosegada.

A oscuras y segura
por la secreta escala, disfrazada, 
¡oh dichosa ventura!, 
a oscuras y en celada, 
estando ya mi casa sosegada.

En la noche dichosa,
en secreto que nadie me veía
ni yo miraba cosa 
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

Aquesta me guiaba
más cierto que la luz de mediodía
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía 
en parte donde nadie parecía.

¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada! 
¡Oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada!
	
En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba 
allí quedó dormido 
y yo le regalaba
y el ventalle' de cedros aire daba.	
[...]	
Quedeme y olvideme;
el rostro recliné sobre el amado; 
cesó todo, y dejeme 
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
 
 
 
 

La poesía en la segunda mitad del siglo XVI

Fernando de Herrera

Nace y vive en Sevilla donde pertenece al círculo literario de la condesa de Gelves, inspiradora de su poesía amorosa. Frente a los poetas cortesanos del periodo anterior, Herrera es exclusivamente un hombre de letras.
Su poesía.

  • Poesía amorosa. Es deudora de los temas petrarquistas: la constancia en el amor y la complacencia en el sufrimiento por la amada imposible e idealizada. Para expresar esta dualidad el poeta juega con las metáforas de la "nieve” y el "fuego”:
     Amor en mí se muestra todo fuego, 
     En las entrañas de mi Luz es nieve;
     Fuego no hay que ella no torne en nieve,
     Ni nieve que no mude yo en mi fuego.
  • Poesía heroica y patriótica. Responde al orgullo nacionalista del reinado de Felipe II. A diferencia de la poesía amorosa, en estas composiciones adopta un tono majestoso y solemne como en la famosa Canción a la batalla de Lepanto en la que invoca a Dios como valedor de las armas cristianas frente a los turcos:
     Cantemos al Señor, que en la llanura
     venció del ancho mar al Trace fiero.
     Tú, Dios de las batallas, Tú eres diestra,
     Salud y gloria nuestra.
Lenguaje y estilo.
La poesía de Herrera se desvía un tanto de la naturalidad de Garcilaso; intensifica el uso de cultismos, distorsiona la sintaxis mediante el hipérbaton y tiende a una adjetivación más colorista y ornamental. En resumen, es una poesía intencionadamente culta cuya dificultad nos acerca ya al estilo barroco.

San Juan de la Cruz

Nace en Fontiveros en 1542. Como fraile carmelita participó en la reforma de su orden al lado de santa Teresa, y como ella tuvo dificultades con la Inquisición que llegó a encarcelarle.
La poesía de San Juan de la Cruz transmite la experiencia mística de la unión con Dios; se trata, por lo tanto, de una experiencia trascendente, de difícil comprensión para quien desconozca su simbolismo.
Sus poemas místicos más logrados son:
  • Noche oscura del alma. La unión con la divinidad es expresada en primera persona como una aventura amorosa: en una "noche” simbólica el alma (amada) huye furtivamente de su "casa” al encuentro de Dios (amado). Con los símbolos "noche”, "luz”...el poeta describe los tres momentos del proceso místico: el purgativo, iluminativo y unitivo o fusión con la divinidad.
  • Cántico espiritual. Presenta el mismo proceso en un diálogo apasionado de la "esposa” (alma) con la naturaleza y con el "esposo” (Dios).
  • Llama de amor vivo. Es el éxtasis del alma en la pura unión mística.

Lenguaje y estilo.
La poesía de San Juan se sirve del lenguaje de la poesía del amor cortés y del petrarquismo para expresar "a lo divino” una experiencia inefable, y si bien el amor tiene aquí un significado místico-religioso, entraña también una intensa emoción humana.

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La prosa en el Renacimiento Español.

La prosa didáctica.

En el siglo XVI la prosa didáctica sigue los mismos ideales de claridad y belleza que los restantes géneros. De entre todas las variedades de escritos destacamos el diálogo, en el que sobresalieron os erasmistas Juan de Valdés (Diálogo de la lengua) y su hermano Alfonso de Valdés, secretario de Carlos I,  defensor de la política imperial en su Diálogo de Lactancio y un Arcediano. 

La prosa ascética y mística.

Experimenta un importante desarrollo debido al clima de fervor religioso que sigue a la Contrarreforma  y al Concilio de Trento (1563).
La literatura ascética expone recomendaciones dirigidas al perfeccionamiento moral del creyente; mientras que la mística trata de expresar la experiencia inefable de la unión del alma con la divinidad.
Santa Teresa de Jesús (1515-1582)
Nacida en una familia de judíos conversos, fue la gran reformadora de la orden carmelita. Sus escritos tienen como fin el aleccionamiento moral de sus monjas, para ello adopta un estilo vivo y coloquial que no duda en utilizar vulgarismos y recurrir a imágenes populares con tal de hacerse entender.
Su obra en prosa comienza con una autobiografía espiritual: El libro de la vida. Las experiencias místicas están contenidas en Las moradas.

La prosa novelística.

Encontramos dos tendencias:
Novelas de evasión en las que predomina lo imaginativo sobre lo verosímil.
  • Novela pastoril. Los temas se asemejan a los de la égloga: encuentros y desencuentros amorosos en escenario natural idealizado. En España la introdujo Jorge de Montemayor con Los siete libros de la Diana.
  • Novela de caballerías. Fue un género muy leído incluso por gente culta. El modelo será el Amadís de Gaula, cuya versión definitiva  publica Garci Rodríguez de Montalvo en 1508.
  • Otras novelas de evasión son: la novela morisca y la novela bizantina.

La novela picaresca

La novela picaresca es una creación original de la literatura castellana. Frente a las novelas de evasión, intenta ofrecer una representación verosímil del presente; la narración huye de toda idealización y se sumerge en los ambientes más sórdidos de la sociedad. El género se inicia con El Lazarillo de Tormes y continúa con la picaresca del periodo barroco que transforma el pícaro en un delincuente e introduce una intención moralizante.
Rasgos comunes a las novelas picarescas:
  • Narración autobiográfica y retrospectiva.
  • El protagonista es un antihéroe; procede de ambientes marginales, e intenta ascender ("medrar”) y sobrevivir al hambre mediante todo tipo de argucias aprendidas en una sociedad sin moral.
  • Origen deshonroso: hijo de ladrones, prostitutas...Hay un cierto fatalismo en su final, porque es tan deshonroso como sus comienzos.
  • La personalidad del pícaro se va formando a base de golpes en una sociedad que le rechaza.

El Lazarillo de Tormes

La primera edición sale en 1554 sin nombre de autor y con el título La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades. Pronto alcanza éxito y es traducida a varios idiomas, pero en 1559 se la incluye en el índice de libros prohibidos por el tratamiento satírico de la moral del clero .

La historia

Es una narración autobiográfica que consta de un prólogo y siete tratados (capítulos). El origen de la narración aparece en el prólogo y se descubre en el tratado VII: un V. Merced (noble) exige por escrito a Lázaro explicaciones acerca de las habladurías que corren por Toledo sobre el adulterio de su mujer con su último amo, el arcipreste de la iglesia de San Salvador.
Desde el primer capítulo se nos informa de como Lázaro nace en una familia marginal y es encomendado por su madre a un ciego que le maltrata. Con él aprende toda suerte de trapacerías para sobrevivir al hambre. Con los dos amos sucesivos el hambre va en aumento: roba al cura de Maqueda para alimentarse, y  llega al límite de tener que mendigar en Toledo para alimentar a su nuevo amo, un hidalgo pobre obsesionado con aparentar honra. Tras este duro aprendizaje en el hambre, pasa fugazmente por otros amos y después de conseguir algún dinero, se instala en Toledo como pregonero al servicio de un arcipreste con cuya barragana se casa. Lázaro cree haber llegado a "la cumbre de toda buena fortuna”; en realidad es una situación infame, porque tolera el adulterio de su mujer con el eclesiástico.

El significado del Lazarillo

Dos  temas ocupan la mayor parte de la narración:
  • La obsesión por la honra es tratada con ironía: en el tratado III el hidalgo sufre hambre por mantener su apariencia de noble.
  • La religión. La misma ironía se aplica al estado moral del clero, dominado por dos vicios: la avaricia y la lujuria.
  • Finalmente, el Lazarillo nos muestra las profundas desigualdades de la España imperial, donde "llegar a buen puerto”, como pretende Lázaro, se logra a costa de la humillación.

Estilo y lenguaje

El estilo y el lenguaje están condicionados por la existencia del narrador autobiográfico de origen humilde y por la intención irónica del libro. Para lograr la verosimilitud de la historia, el autor culto tuvo que mantener un difícil equilibrio entre la expresividad del habla popular propia de un personaje de escasa cultura y el lenguaje culto, sin caer en la afectación. El lenguaje abunda en rasgos del registro coloquial: anacolutos, refranes, locuciones populares, equívocos y juegos de palabras con intención humorística, etc.
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El Lazarillo de Tormes

Un fragmento del tratado III

Lázaro es despedido por el cura de Maqueda ( Tratado II) y se traslada a Toledo donde entra al servicio de un escudero. La disposición y el porte de su nuevo amo le llevan a engaño, y piensa que, por fin, va a dejar de pasar hambre. El desengaño no tarda en llegar cuando va comprobando la miseria en la que vive su señor. De nuevo tendrá que ingeniárselas para sobrevivir y, de paso, socorrer al escudero pidiendo limosna. El personaje del escudero es un reflejo de la situación de muchos hidalgos emigrados a las ciudades y abocados a servir a un noble o pasar necesidad porque su concepto de la honra no les permitía trabajar.

Sentéme al cabo del poyo y [...] comienzo a cenar y morder en mis tripas y pan, y disimuladamente miraba al desventurado señor mío, que no partía sus ojos de mis haldas, que a aquella sazón servían de plato. ¡Tanta lástima haya Dios de mí, como yo había de él, porque sentí lo que sentía, y muchas veces había por ello pasado y pasaba cada día! Pensaba si sería bien comedirme a convidarle; mas, por me haber dicho que había comido, temíame no aceptaría el convite. Finalmente, yo deseaba que el pecador ayudase a su trabajo del mío, y se desayunase como el día antes hizo, pues había mejor aparejo, por ser mejor la vianda y menos mi hambre.
Quiso Dios cumplir mi deseo, y aun pienso que el suyo, porque, como co­mencé a comer y él se andaba paseando, llegóse a mí, y díjome: "Dígote, Láza­ro, que tienes en comer la mejor gracia que en mi vida vi a hombre, y que nadie te lo verá hacer, que no le pongas gana, aunque no la tenga". "La muy buena que tú tienes, dije yo entre mí, te hace parecer la mía hermosa".
Con todo, parecióme ayudarle, pues se ayudaba y me abría camino para ello, y díjele: "Señor, el buen aparejo hace buen artífice; este pan está sabrosí­simo, y esta uña de vaca tan bien cocida y sazonada, que no habrá a quien no convide con su sabor". "¿Uña de vaca es?". "Sí, señor". "Dígote que es el mejor bocado del mundo, y que no hay faisán que ansí me sepa". "Pues pruebe, se­ñor, y verá qué tal está".
Póngole en las uñas la otra, y tres o cuatro raciones de pan, de lo más blanco. Asentóseme al lado, y comienza a comer como aquel que lo había gana, royendo cada huesecillo de aquellos mejor que un galgo suyo lo hiciera. "Con almodrote, decía, es éste singular manjar" "¡Con mejor salsa  lo comes tú!" respondí yo paso.

Miguel de Cervantes Saavedra

Una vida azarosa

Nace en Alcalá de Henares en 1547. Con veintidós años se traslada a Italia como servidor del cardenal Acquaviva.  Dos años después participa en la batalla naval de Lepanto donde es herido. De regreso a España su barco es apresado por los piratas argelinos y sufre cautiverio en Argel hasta ser rescatado en 1580. Ya en España los problemas familiares y económicos le acosarán a lo largo de toda su vida: fracaso de su matrimonio, encarcelamiento por irregularidades como recaudador de impuestos, etc. Tras unos años en Valladolid, se instala en Madrid hasta su muerte el 16 de abril de 1616. El éxito le llega con la primera parte del Quijote en 1605; este último periodo de su vida es el de mayor intensidad creativa.

La obra de Cervantes

  • Poesía. Cervantes no fue un gran poeta a la altura de los grandes líricos del Siglo de Oro. Su única obra completa en verso es Viaje al Parnaso.
  • Teatro. Las primeras obras coinciden con el auge del teatro como espectáculo popular a finales del siglo XVI. A esta etapa corresponde la mejor tragedia de su tiempo, Numancia, historia de la ciudad soriana que se inmola antes que rendirse a los romanos. Respeta en esta etapa las unidades clásicas de lugar, tiempo y acción, pero años más tarde aceptará la reforma teatral de Lope de Vega. De entre sus últimas comedias citaremos Los baños de Argel, inspirada en sus experiencias de cautiverio, y Pedro de Urdemalas, comedia de ambiente picaresco.

Los entremeses: Son piezas cortas herederas de los pasos de Lope de Rueda, a quien admiraba. Tratan con humor socarrón ciertos temas tabú en la época: la limpieza de sangre, la honra, la infidelidad, etc. Entre los más celebrados están El retablo de las maravillas, La cueva de Salamanca y La elección de los alcaldes de Daganzo.

  • La obra narrativa.

Cervantes sentía una gran inclinación por las narrativa de entretenimiento: su primera obra es una novela pastoril, La Galatea, y su obra póstuma es una novela bizantina, Los trabajos de Persiles y Sigismunda.
Las Novelas Ejemplares.
Las concibe con el doble propósito de "aprovechar” con su lección y "deleitar” con su intriga. Además tienen el mérito de ser las primeras novelas cortas en lengua castellana. Algunas son obras maestras en la observación satírica de ambientes y personajes: la delincuencia sevillana a través de la mirada de dos mozalbetes en Rinconete y Cortadillo, o la corrupción y el engaño a través del diálogo de dos perros en El coloquio de los perros.

El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha

Es la principal novela de Cervantes. Podría afirmarse que con ella da comienzo la novela moderna europea. La primera parte apareció en Madrid en 1605; diez años más tarde se publicó la segunda parte.

La narración.

La narración sigue en orden lineal las aventuras que el hidalgo se va encontrando en el camino, con una importante diferencia: en la primera Cervantes intercala en el hilo narrativo historias amorosas e incluso una novelita entera (El curioso impertinente), mientras que en la segunda parte la acción principal sigue su curso sin interrupciones hasta el desenlace.

Primera parte: El hidalgo manchego Alonso Quijano enloquece leyendo libros de caballerías, toma el nombre de don Quijote y sale en busca de aventuras para reparar la injusticia y ganar el amor de Dulcinea del Toboso. Se hace armar caballero en una venta, sufre una brutal paliza a manos de unos arrieros y es llevado malherido a su casa.
Sale por segunda vez acompañado de Sancho Panza, un vecino simple convertido en su escudero. Tras varios combates con enemigos imaginarios ( molinos de viento, rebaños...) libera a unos presos llevados a galeras por la Santa Hermandad y se refugian en Sierra Morena. Finalmente, el cura y el barbero de la aldea lo encuentran y lo devuelven a su casa fingiendo un encantamiento.

En la segunda parte se narra la tercera salida del protagonista. Don Quijote vence al bachiller Sansón Carrasco disfrazado de Caballero de los Espejos y prosiguen en dirección a Zaragoza, pero al entrar en las tierras de unos Duques son reconocidos y se les hace objeto de todo tipo de burlas. El itinerario acaba en Barcelona, donde el hidalgo es derrotado en duelo por el Caballero de la Blanca Luna ( de nuevo el bachiller) que le impone abandonar la caballería andante. Abatido, regresa a su casa y  muere después de recobrar el juicio y abominar de los libros de caballerías.

Los narradores.

En el Quijote la historia es contada desde la perspectiva de varios narradores, parodiando los libros de caballerías en los que el autor se escondía detrás de un historiador, cronista imaginario de las aventuras del héroe.
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El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha

Los personajes principales.

Don Quijote y Sancho son dos personajes complejos que se van moldeando a lo largo de la novela. El materialista Sancho se va encariñando con la bondad y el idealismo de su amo, y don Quijote ve tambalearse sus fantasías hasta recobrar la cordura. Además, la locura del hidalgo se manifiesta sólo cuando imita los libros de caballería, pero cuando se trata de temas humanos de verdadero calado -la justicia, la libertad amorosa, etc.,- su lucidez consigue admirar a todos.

Significado del Quijote.

El Quijote fue leído en su tiempo como un libro humorístico. El mismo autor declaraba su propósito de acabar, mediante la parodia, con los libros de caballerías, "sus fingidas y disparatadas historias”. Los románticos del siglo XIX quisieron ver en Don Quijote y Sancho el eterno conflicto humano entre el idealismo y la desilusionante realidad. Quizás el conflicto representado fuera más profundo: el provocado por las limitaciones que la Contrarreforma impuso a las ilusiones de libertad del Humanismo, y que le tocó vivir a Cervantes.

Rasgos del estilo.

Hemos visto que el Quijote es una parodia; el humor es su principal característica: "Procurad que, leyendo vuestra historia, el melancólico se mueva a risa, el risueño la acreciente", le recomienda un amigo imaginario en el Prólogo. Para lograrlo, Cervantes emplea la ironía de múltiples formas: poniendo en continuo contraste la fantasía del personaje con la realidad, el lenguaje engolado de los libros de caballería con el estilo rústico de Sancho Panza y los cabreros. El propio don Quijote es un compendio de diferentes estilos: elevado cuando alecciona con el discurso a los demás personajes, llano en la conversación íntima con su escudero y bajo en situaciones que provocan su ira.
Dentro de esta variedad, el estilo narrativo de Cervantes evita la afectación y se mantiene dentro de sencillez y claridad renacentistas.

La aventura de los rebaños (capítulo XVIII de la primera parte).

Estaba Sancho Panza colgado de sus palabras, sin hablar ninguna, y de cuando en cuando vol­vía la cabeza a ver si veía los caballeros - gigantes que su amo nombraba; y como no descubría a ninguno, le dijo:
-Señor, encomiendo al diablo hombre, ni gi­gante, ni caballero de cuantos vuestra merced dice parece por todo esto: a lo menos, yo no los veo; quizá todo debe ser encantamiento, como los fantasmas de anoche.
- ¿Cómo dices eso? -respondió don Qui­jote- ¿No oyes el relinchar de los caballos, el to­car de los clarines, el ruido de los atambores?
-No oigo otra cosa-respondió Sancho-sino muchos balidos de ovejas y carneros.
Y así era la verdad, porque ya llegaban cerca los dos rebaños.
-El miedo que tienes -dijo don Quijote- te hace, Sancho, que ni veas ni oyas a derechas; por­que uno de los efectos del miedo es turbar los sentidos y hacer que las cosas no parezcan lo que son; y si es que tanto temes, retírate a una parte y déjame solo; que solo basto a dar la victoria a la parte a quien yo diere mi ayuda.
Y diciendo esto, puso las espuelas a Rocinante y, puesta la lanza en el ristre, bajó de la costezuela como un rayo. Diole voces Sancho, diciéndole: -¡Vuévase vuestra merced, señor don Quijote, que voto a Dios que son carneros y ovejas las que va a embestir! ¡Vuélvase, desdichado del padre que me engendró! ¿Qué locura es ésta? Mire que no hay gigante ni caballero alguno, ni gatos, ni armas, ni escudos partidos ni enteros, ni veros azules ni endiablados. ¿Qué es lo que hace? ¡Pecador soy yo a Dios!
Ni por ésas volvió don Quijote; antes, en altas voces, iba diciendo:
-¡Ea, caballeros, los que seguís y militáis de­bajo de las banderas del valeroso emperador Pentapolín del Arremangado Brazo, seguidme todos; veréis cuán fácilmente le doy venganza de su enemigo Alifanfarón de la Trapobana!
Esto diciendo, se entró por medio del es­cuadrón de las ovejas y comenzó de alanceallas con tanto coraje y denuedo corno si de veras alanceara a sus mortales enemigos. Los pastores ganaderos que con la manada venían dábanle voces que no hiciese aquello; pero, viendo que no aprovechaban, desciñéronse las hondas y comenzaron a saludalle los oídos con piedras como el puño. Don Quijote no se curaba de las piedras; antes, discurriendo a todas partes, decía:
- ¿Adónde estás, soberbio Alifanfarón? Vente a mí; que un caballero solo soy, que desea de solo a solo, probar tus fuerzas y quitarte la vida, en pena de la que das al valeroso Pentapolín Garamanta.
Llegó en esto una peladilla de arroyo, y, dán­dole en un lado, le sepultó dos costillas en el cuerpo. Viéndose tan maltrecho, creyó, sin duda, que estaba muerto o malferido y, acordándose de su licor, sacó su alcuza y púsosela a la boca, y comenzó a echar licor en el estómago; más, an­tes que acabase de envasar lo que a él le parecía que era bastante, llegó otra almendra y diole en la mano y en el alcuza, tan de lleno que se la hizo pedazos, llevándole de camino tres o cuatro dientes y muelas de la boca, y machucándole malamente dos dedos de la mano.
Tal fue el golpe primero, y tal el segundo, que le fue forzoso al pobre caballero dar consigo del caballo abajo. Llegáronse a él los pastores, y creyeron que le habían muerto; y así, con mucha priesa, recogieron su ganado, y cargaron de las reses muertas, que pasaban de siete, y sin averiguar otra cosa, se fueron.

[ Sancho acude y amonesta a don Quijote por desatender sus advertencias, pero este echa la culpa al "sabio encantador enemigo” suyo que ha transformado los ejércitos en rebaños de ovejas y carneros. El recurso a los encantadores será constante en la obra para justificar sus fantasías caballerescas].

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La pervivencia de un mito

Los escritores de la llamada Generación del 98 pretendieron buscar la esencia de lo español en algunos mitos de nuestra literatura. En 1905, tricentenario de la primera edición del Quijote, AZORíN se recorre La Mancha siguiendo las huellas del caballero e intenta reconstruir de manera impresionista lugares y personajes por los que había discurrido la historia del libro.
El presente fragmento se refiere a la primera salida de don Quijote.

Ya llevamos caminando cuatro horas; son las once; hemos salido a las siete de la mañana. Atrás, casi invisible, ha quedado el pueblo de Argamasilla; sólo nuestros ojos, al ras de la llanura, columbran el ramaje negro, fino, sutil, aéreo de la arboleda que exorna el río, delante destaca siempre, inevitable, en lo hondo, el azul, ya más intenso, ya más sombrío, de la cordillera lejana. Por este camino, a través de estos llanos, a estas horas precisamente, caminaba una mañana ardorosa de julio el gran caballero de la Triste Figura; sólo recorriendo estas llanuras, empapándose de este silencio, gozando de la austeridad de este paisaje, es como se acaba de amar del todo, íntimamente, profundamente, esta figura dolorosa. ¿En qué pensaba don Alonso Quijano el Bueno cuando iba por estos campos a horcajadas en Rocinante, dejadas las riendas de la mano, caída la noble, la pensativa, la ensoñadora cabeza sobre el pecho? ¿Qué planes, qué ideales imaginaba? ¿Qué inmortales y generosas empresas iba fraguando?
Mas ya, mientras nuestra fantasía -como la del hidalgo manchego- ha ido corriendo; el paisaje ha sufrido una mutación considerable. [...] Son las doce de la mañana; el campo es pedregoso; flota en el ambiente cálido de la primavera naciente un grato olor de romero, de tomillo y de salvia; un camino cruza hacia Manzanares. ¿No sería acaso en este paraje, junto a este camino, donde Don Quijote encontró a Juan Haldudo, el vecino de Quintanar? ¿No fue esta una de las más altas empresas del caballero? ¿No fue atado Andresillo a una de estas carrascas y azotado bárbaramente por su amo? Ya don Quijote había sido armado caballero; ya podía meter el brazo hasta el codo en las aventuras; estaba contento; estaba satisfecho; se sentía fuerte; se sentía animoso. Y entonces, de vuelta a Argamasilla, fue cuando deshizo este estupendo entuerto. «He hecho al fin -pensaba él- una gran obra». Y en tanto Juan Haldudo amarraba otra vez al mozuelo a la encina y proseguía en el despiadado vapuleo. Esta ironía honda y desconsoladora tienen todas las cosas de la vida.
            La ruta de Don Quijote. J.A. Martínez Ruiz "Azorín”.

Baltasar de Castiglione trazó en sus famosos diálogos de El Cortesano  un modelo ideal de cortesano. Incluía también el modelo de mujer aristocrática, "la dona di palazo”, inteligente, culta y refinada. ¿Respondía su descripción a una realidad observada o a una utopía?
El gran humanista Erasmo de Rotterdam, que se paseaba como invitado de honor por todas las cortes europeas, nos devolvió en sus sátiras de Elogio de la locura una imagen muy diferente:

¿Qué os puedo decir que ya no sepáis de los cortesanos? Los más sumisos, serviles, estúpidos y abyectos de los hombres, y sin embargo quieren aparecer siempre en el candelero. En una sola cosa no son pretenciosos: se contentan con cubrir su cuerpo de oro, piedras preciosas, púrpura y demás emblemas de virtud y de sabiduría, y dejan a los demás el esfuerzo de adquirirlos. Se sienten muy felices al poder llamar al Rey mi señor, saber saludarle en tres palabras, y explicar el tratamiento correcto de su Alteza, su Majestad y su Magnificencia. Poner siempre buena cara y adular con gracia, tales son las artes que hacen al noble y al cortesano. Pero si miramos más de cerca su estilo de vida, nos encontraríamos con vulgares feacios y pretendientes de Penélope ... Duermen hasta el mediodía; oyen la misa casi desde la cama, que un curilla a sueldo les dice deprisa y corriendo. Viene luego el desayuno, que apenas terminado, reclama la comida. Siguen a continuación los dados, el ajedrez, juegos de azar, parásitos, bufones, cómicos, cortesanos, chistes y pasatiempos. Todo ello entre sorbete y sorbete. Por fin, la cena, y tras ella, rondas de bebidas, no pocas, por Júpiter. Así, transcurren horas, días, meses y siglos sin ningún tedio de la vida. Yo misma (*) me marcho asqueada cuando veo en ocasiones a estos megalómanos. Cuando cada una de las ninfas se considera tanto más cercana a los dioses cuanto más larga es la cola que arrastra, o cuando los nobles se abren paso a codazo limpio, para parecer más cerca de Júpiter, y, en fin, cuando cada uno se siente tanto más satisfecho cuanto más peso tiene la cadena que lleva al cuello, están haciendo ostentación no sólo de riqueza sino también de fuerza.

(*) En el Elogio... Erasmo simula un discurso pronunciado por la locura, sinónimo de "insensatez”para satirizar todo tipo de personajes y comportamientos de su época.