Sunday, 24 November 2024
MONOGRÁFICO: Seguridad en Internet - Aspectos generales de la seguridad en Informática PDF Print E-mail
EQUIPAMIENTO TECNOLÓGICO - Seguridad y Mantenimiento
Written by Jorge López Werner   
Saturday, 01 May 2010 00:00
Article Index
MONOGRÁFICO: Seguridad en Internet
La informática en el entorno escolar y en el hogar
Aspectos generales de la seguridad en Informática
Sistemas de protección
Consejos para minimizar los riesgos en la navegación por Internet.
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Aspectos generales de la seguridad en Informática

Evidentemente, el problema de la seguridad en los sistemas de datos e información ha sido una preocupación desde los orígenes de estos sistemas.

De hecho, si atendemos al propio origen de los sistemas informáticos, encontramos que parte de sus raíces modernas se encuentran en la necesidad de desencriptar mensajes en tiempos de preguerra y guerra entre las potencias de la época, rondando los años 40 del siglo XX.

El Collosus, construido por Turing con la ayuda de Von Neuman, fue el primer ordenador operativo cuyo cometido era vulnerar los mensajes encriptados por la famosa máquina Enigma con la que los alemanes codificaban sus mensajes de guerra.

Sin embargo, apartando estas escenas románticas de película, el problema de la seguridad en los sistemas de computación se limitan a controlar el acceso a las personas a los sistemas así como a garantizar que éstas no divulguen sus claves de acceso, hasta bien entrada la década de los 80.

El primer virus informático surge casi como un juego de estudiantes. En el año 1982, Rich Skrenta, con tan sólo 15 años de edad, crea “Elk Cloner”, un pequeño programa que se copia en las unidades de disquete sin permiso de los usuarios y a través de su inserción en los diferentes equipos por los que va pasando. Su efecto es igualmente romántico, pues el fin de Skrenta es distribuir un pequeño poema indicando que había infectado el ordenador.

Paralelamente, es en esa época cuando se empieza a hablar de códigos autorreplicantes, siendo en 1983 cuando se introduce por primera vez el término virus informático, de la mano de Fred Cohen.

Mientras los primeros virus suponían simplemente un reto para sus diseñadores, que se jactaban de haber vulnerado los sistemas a los que pretendían infectar, el tiempo, la generalización de Internet, el uso de ésta como plataforma de negocio y en definitiva, el hecho de que de una manera u otra todos los ordenadores del mundo estén conectados entre sí, ha propiciado una escalada de códigos maliciosos, cada vez más destructivos capaces de generar pérdidas económicas millonarias, vulnerar los sistemas de seguridad de un país, e incluso llegando a acuñarse el término de cíber terrorismo, para definir determinados ataques a sistemas de información.

Por suerte, como decíamos al principio, los sistemas informáticos escolares no tienen que ver con el mundo empresarial, que es el más afectado por las vulneraciones de la seguridad informática, ni con sistemas sensibles, como los de defensa, interior o sanidad.

Nuestro problema se reduce considerablemente a mantener equipos en funcionamiento, listos para el uso y acceso a Internet, controlando los lugares a los que accede el alumnado.

Riesgos en la seguridad de los equipos informáticos

Aunque hoy en día es prácticamente imposible considerar a los equipos informáticos como entes aislados, si consideramos al ordenador como un elemento individual hay sólo tres elementos sobre los que tendremos que incidir para evitar agujeros de seguridad:

  • Evitar accesos locales al equipo por parte de personas no deseadas.

  • Evitar la contaminación del equipo por parte de elementos perniciosos que puedan dañar o ralentizar el funcionamiento del mismo, y que se aprovechan fundamentalmente de los sistemas de almacenamiento portátiles (llaves USB, tarjetas SD, discos duros portátiles) y/o de los sistemas de comunicación.

  • Evitar agujeros de seguridad mediante el mantenimiento actualizado del equipo informático, su sistema operativo y los programas que utilicemos.

En cuanto a lo de evitar los accesos locales, la mayoría de los ataques se basan en nuestra ingenuidad a la hora de afrontar los problemas de seguridad. Es la llamada “Ingeniería social”.

Según Kevin Mitnik, uno de los “ingenieros sociales” más famosos de todos los tiempos, la obtención de información del usuario legítimo se basa en cuatro principios básicos:

  1. Todos queremos ayudar.

  2. El primer movimiento es siempre de confianza hacia el otro.

  3. No nos gusta decir No.

  4. A todos nos gusta que nos alaben.

Mediante este sistema es perfectamente posible obtener los datos de cualquier persona, incluso datos vitales para su economía.

Un ejemplo claro de la aplicación de este sistema es cuando se recibe una llamada al hogar desde un centro comercial conocido indicándonos que tienen una interesantísima oferta que ofrecernos. A lo largo de la conversación y tras habernos solicitado nuestro nombre, y nuestro DNI (según dicen, para comprobar nuestros datos), nos solicitan que para formalizar la oferta debemos darles el número de cuenta en la que cargar el gasto.

El fraude es completo, les hemos dado todos nuestros datos vitales incluidos los 20 dígitos de nuestra cuenta bancaria a una persona a la que no hemos visto siquiera la cara.

En las corporaciones empresariales es frecuente que alguien nos solicite en un momento determinado nuestro usuario y contraseña de acceso, haciéndose pasar por miembro del equipo de soporte informático y con el supuesto fin de acceder a determinadas tareas de reparación y mantenimiento de la máquina.

También es frecuente encontrarnos con usuarios que ante la incomodidad de cambiar las contraseñas y/o recordarlas las dejan escritas en un post-it adherido a la pantalla o con aquellas personas que utilizan como contraseña cosas sencillas como 1234, o el nombre de alguno de sus hijos.

Este tipo de vulneración de la seguridad tiene su correspondencia en el mundo de Internet con el llamado Phishing, del que hablaremos un poco más adelante.

La segunda de las posibles vulneraciones de seguridad se basa en la capacidad de los sistemas extraíbles de ser contaminados mediante virus que se auto replican no sólo en la dirección del ordenador contaminado hacia el elemento extraíble (llave USB, por ejemplo), sino desde éstos hacia los siguientes ordenadores.

Todos los dispositivos de almacenamiento extraíble tienen la capacidad de ejecutar de manera autónoma pequeñas aplicaciones. Esta facilidad que en sus orígenes se implementó para que al ser detectados por los sistemas operativos se lanzasen páginas de introducción a los contenidos, o logos representativos de su contenido que facilitasen la vida al usuario inexperto, se convierten al mismo tiempo en una herramienta al servicio de los diseñadores de virus que en último término buscan controlar nuestro equipo o dejarlo en estado no operativo.

La tercera de las posibles vulneraciones de los sistemas viene derivada de los llamados “agujeros de seguridad”.

El mundo de la informática avanza de una manera tan vertiginosa que los productos resultantes se comercializan sin haberse probado su fiabilidad al 100% en todas las ocasiones y circunstancias posibles. Esto provoca que ante determinadas circunstancias, un mal funcionamiento de un programa, de un sistema operativo o del navegador correspondiente, hace que el sistema se bloquee facilitando que el intruso pueda acceder a nuestros datos, al contenido de nuestro disco duro o a la instalación de sus propios programas en nuestro equipo.

El submundo del fraude está en búsqueda permanente de estos agujeros para aprovechar las vulneraciones y controlar así los equipos informáticos, convirtiéndoles en auténticos zombies al servicio de la ilegalidad y sin conocimiento del usuario legítimo.

Las empresas desarrolladoras de los sistemas operativos y del software publican de manera permanente parches que corrigen los defectos encontrados. Es evidente que es necesaria una permanente actualización de los sistemas informáticos. Cuanto más actualizado, menos riesgo de vulnerabilidad.

Riesgos de la navegación por Internet

Como decíamos al principio, no se conciben hoy en día los equipos informáticos como entes aislados, sino integrados en redes que a su vez están todas conectadas entre sí.

Es más, si bien el acceso a Internet se hacía antes fundamentalmente vía modem, mediante líneas RTB o RDSI, actualmente, la mayoría de las conexiones se realizan mediante sistemas de conectividad de banda ancha, fundamentalmente ADSL, que permanecen operativas de manera continuada en el tiempo, es decir, no sólo duran lo que lo hace la llamada, sino que están permanentemente abiertas en tanto en cuenta el router de conexión esté enchufado a la red eléctrica y a la línea telefónica.

Los riesgos a la seguridad en los sistemas informáticos conectados a Internet se pueden clasificar según el objeto del ataque:

  • Robo de identidad

  • Virus, gusanos y troyanos

  • Spyware

  • Hackers y crackers

  • Phishing y estafas o­n line

  • Spam

  • Contenidos Web inapropiados

Los riesgos listados no tienen por qué aparecer de manera aislada, sino que en la mayoría de las ocasiones actúan interrelacionados, de manera conjunta.

Hagamos una breve descripción de cada una de las amenazas.

El robo de identidad

El robo de identidad en Internet tiene siempre un fin ilícito y puede actuar en la búsqueda de diversos objetivos.

Desde su perspectiva más inocua, busca conocer los patrones de navegación del internauta con el fin de conocer sus gustos e intereses y con ello generar respuestas publicitarias con las que invadir al usuario en la búsqueda de que se pueda hacer negocio con él. La tecnología que subyace preferentemente es el uso de cookies, pequeños archivos en los que el navegador almacena información del usuario para guardarlo de una sesión a otra.

Cuando un usuario accede a una página de Internet, ésta deja una cookie en su sistema que empieza a llenarse con la huella de su actividad (por dónde ha navegado, que datos ha proporcionado a la red, etc.). Cuando se vuelve a navegar nuevamente por la página, se recoge la información de la cookie.

No todas las cookies son maliciosas. Algunos sitios Web precisan de ellas para poder ofrecer sus servicios al usuario.

La relación de usuarios y sus preferencias de navegación constituyen en sí mismo un negocio lucrativo pues se venden a empresas dedicadas a la publicidad.

Desde una perspectiva algo más agresiva, lo que se busca directamente es capturar los datos de identificación del usuario para posteriormente operar en su nombre en acciones ilegales, o directamente, sustraerle su identidad (login, clave de acceso) con el fin de directamente proceder a robarle en su banca electrónica o realizar compras por Internet y cargárselas a su cuenta bancaria.

Virus, gusanos y troyanos

Los virus informáticos tienen dos fines básicos. Por un lado, infectar cuantos más equipos y más rápido, mejor y por otro lado, provocar la pérdida de información, ralentización e incluso el deterioro de la máquina hasta dejarla no operativa.

Si bien los primeros virus informáticos entraban más en la categoría de reto para sus diseñadores, con consecuencias prácticamente inocuas, hoy en día suponen el origen de pérdidas económicas importantísimas a nivel mundial.

Si bien no hay estadísticas fiables al respecto, la consultora americana especializada Computer Economics cifra las pérdidas derivadas del malware (virus, troyanos, gusanos, etc.) en cerca de 92.000 millones de euros en los últimos 10 años, con base en los costes derivados de la pérdida directa de información, las paradas de sistemas y de las cantidades invertidas en la limpieza de los sistemas informáticos.

Los virus modifican el sistema operativo o los programas, que se infectan a medida que se ejecutan en el sistema, camuflándose de diferentes maneras.

A diferencia de éstos, los gusanos se replican a sí mismos en una espiral de crecimiento infinito que amplía los procesos ejecutados en la memoria de los sistemas. Una característica específica de éstos es que el sistema se va ralentizando poco a poco hasta ser casi imposible su adecuado manejo.

Los troyanos no se comportan como un virus, sino que al igual que el caballo de Troya de la mitología griega, abre puertas para que los hackers puedan controlar nuestro equipo informático sin nuestro consentimiento, con dos fines básicos: conocer todo lo que hacemos para robarnos nuestras credenciales e identidad, y/o operar directamente desde él para realizar operaciones fraudulentas sin nuestro conocimiento.

La infección de troyanos suele venir acompañada de la instalación de programas aparentemente inocuos que se descargan gratuitamente desde Internet, o mediante acciones asociadas a un correo electrónico y página Web en la que el usuario lo activa sin querer al hacer clic en un determinado enlace o botón.

Spyware

El spyware es un pequeño programa que se introduce en el ordenador normalmente por un virus o un troyano y que se dedica a recopilar la información que el usuario contenga en su equipo y la procedente de su experiencia de navegación por Internet, intentando capturar identificaciones de usuarios y contraseñas, así como otros datos, ya explicados en el apartado robo de identidad. El troyano envía estos datos a través de Internet al ordenador del pirata informático, que recibirá todos los datos sin necesidad de moverse de su sitio.

El sistema de spyware también es utilizado en ocasiones para la vigilancia de los empleados en las grandes corporaciones con el fin de comprobar si sus actividades con el ordenador de la empresa se adecúan a las normas establecidas en la correspondiente corporación.

Hackers y crackers

Los hackers y los crackers son los individuos que están detrás de los procesos de vulneración de la seguridad que estamos describiendo.

Los hackers se dedican a la búsqueda de agujeros de seguridad con el fin de explotarlos para acceder a sistemas aparentemente securizados. A diferencia de los Crackers, que vulneran los sistemas para realizar acciones delictivas, los Hackers, al menos en su origen, buscan más bien el prestigio personal de ser capaces de encontrar la manera de entrar en sistemas altamente protegidos.

Phishing y estafas o­n line

La variedad de métodos para realizar fraudes en línea, es tan amplia que sería imposible describirla brevemente.

El phishing está íntimamente relacionado con la ingeniería social de la que hablábamos algunos apartados anteriormente. Lo que se busca es que sea el propio usuario el que proporcione sus datos de acceso y contraseña a determinados servicios, normalmente de tipo bancario, con el fin de proceder posteriormente a suplantar su identidad para hacer operaciones bancarias no autorizadas con sus cuentas.

Suele comenzar con un correo electrónico en el que argumentando problemas de seguridad u operaciones de mantenimiento del banco se nos solicita que volvamos a confirmar nuestros datos de acceso y contraseña en una página que suplanta la identidad de nuestra entidad bancaria, con lo que el robo de credenciales queda efectuado.

Un método ligeramente más sofisticado combina acciones de troyanos sobre nuestro fichero de Hosts, para llevarnos sin ser conscientes de ello a una página Web que imita perfectamente la apariencia de la portada de nuestra entidad bancaria en la que al querer entrar, sin ser conscientes de ello, proporcionamos nuestros datos de acceso a los piratas informáticos.

La estructura de navegación por Internet se basa en la jerarquía de servidores de nombres, lo que permite que al ingresar una dirección determinada, el equipo sepa exactamente a qué equipo tiene que dirigirse para proporcionarnos la página Web solicitada. Esta jerarquía comienza en un archivo del propio sistema operativo de la máquina llamado Hosts, que normalmente contiene una única línea con el dato “127.0.0.1 localhost”. Esto significa que si introducimos la dirección “localhost” en el navegador, éste intentará recuperar la respuesta de nuestro propio equipo.

Si mediante algún troyano o virus alguien modificara nuestro archivo hosts, podría incluir direcciones web que suplantasen a las originales, por ejemplo, haciendo apuntar a la dirección de nuestro banco a otro ordenador diferente al mismo. Como consecuencia, nosotros, intentando acudir a nuestro banco entraríamos sin darnos cuenta en el ordenador de un pirata informático que procedería a robarnos limpiamente nuestra identidad.

Spam

El Spam, también llamado correo basura, es como su nombre indica, correo no deseado que recibimos en nuestro buzón.

La finalidad es doble: Por un lado, tiene un objeto meramente publicitario. Es como el buzoneo del mundo real, en el que nos depositan cantidades ingentes de papel de propaganda en nuestro buzón, pero en el mundo virtual. Normalmente va asociado a la información que sobre nuestra experiencia de navegación se ha obtenido por alguno de los medios descritos anteriormente, de manera que la publicidad que recibamos sea inicialmente de nuestro interés, aunque no siempre es así. Actualmente está muy extendido el Spam referido a la venta de medicamentos, viagra sobre todo.

Por otro lado, los correos de Spam suelen ser fuente de entrada de virus, troyanos, e intentos de phishing, por lo que hay que tener especial cuidado con ellos.

Contenidos Web inapropiados

Constituye uno de los mayores problemas con los que nos podemos encontrar en el mundo escolar, y de acceso a Internet en el hogar de nuestros niños y jóvenes.

El redireccionamiento de páginas Web o la aparición espontánea de ventanas (pop-ups) que nos conducen directamente a contenidos relacionados con el sexo o el juego, desde páginas aparentemente inocuas es uno de los problemas más extendidos en la experiencia de navegación por Internet actualmente.

Pero no solamente se focaliza el problema en este aspecto automatizado en el que parece que los contenidos aparecen solos sin nuestro consentimiento, sino que forma parte del componente puramente educativo que como actuales y futuros internautas responsables debemos trabajar con los niños y jóvenes para evitar que accedan a contenidos de sexo, violentos, de apuestas, o perjudiciales para la salud, como por ejemplo los sitios que fomentan la anorexia.